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¡Vamos a cazar un oso! cumple 25 años. ¡Felicidades!

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Nos recuerda la editorial Ekaré que en 2014 se cumplen 25 años desde que se editó por primera vez el original inglés de ¡Vamos a cazar un oso! (We're Going on a Bear Hunt), de Michael Rosen, con ilustraciones de Helen Oxenbury.

No es casualidad que sea precisamente la entrada dedicada a este clásico de la literatura infantil la que reciba, con diferencia, más visitas de todas las entradas de este blog. Tanto en el original inglés como en la estupenda traducción en español, este es un cuento para compartir, recitar, moverse, actuar y cantar. ¡Feliz cumpleaños! Y que cumpla muchos muchos más en las estanterías.

Lee nuestra reseña de ¡Vamos a cazar un oso!aquí.

Lee sobre cómo utilizamos ¡Vamos a cazar un oso! en una sesión de filosofía con niños de preescolar aquí.

Y haz clic aquí para escuchar cómo leemos nosotros ¡Vamos a cazar un oso!:



Lee nuestra reseña de la versión original inglesa aquí (en inglés).

Y escucha cómo lo leemos en inglés aquí:


Yo quiero mi gorro: Y no me hagas más preguntas.

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Yo quiero mi gorro de Jon Klassen
Traducción: Jesús Ortiz
Milrazones, 2012
Título original: I Want my Hat Back
Nuestra edición: Walker Books, 2011. 



Haz clic arriba para escuchar cómo leeríamos nosotros Yo quiero mi gorro si lo tuviéramos en español.

Haz clic aquí para escuchar cómo leemos Yo quiero mi gorro (en inglés): 

El primer libro tanto escrito como ilustrado por Jon Klassen, Yo quiero mi gorro, es un debut que nos provoca un rugido: ¡Queremos máaaaaaaaaaaaaas!

Yo quiero mi gorro tiene una estructura repetitiva, con diálogos que se reproducen casi idénticos pero con pequeños cambios, que ayudan al disfrute de la lectura en voz alta. Por otro lado, los recursos de la tensión y del tiempo se usan con una maestría poco habitual para lograr efectos narrativos y cómicos potentísimos.

Es una historia encantadoramente sinvergüenza y sutil que se relata mediante unas ilustraciones y un diálogo engañosamente sencillos y que cautiva a pequeños y grandes lectores a muchos niveles distintos. Contiene muchos agradecimientos, unas mentiras muy poco convincentes, un cerebro - o dos- penosamente lentos, una doble página magistral en la que se masca la tensión al más puro estilo Western y un final refrescantemente inmisericorde y bastante, bastante gracioso.  

El texto (atención: se desvela el final, bueno, casi...)
Un oso ha perdido su gorro y se siente desesperado y perdido sin él. Va caminando por el bosque y preguntándole a todos los animales con los que se encuentra si han visto su preciado gorro. El zorro y la rana no se enrollan: no lo han visto. El conejo (los lectores advertimos que lleva puesto un precioso gorrito picudo rojo) se explaya más: "No. ¿Por qué me lo preguntas? Yo no lo he visto. No he visto ningún gorro en ningún lado. Yo nunca me atrevería a robar un gorro. Deja de hacerme preguntas". El oso da las gracias a cada uno de ellos y sigue andando. La tortuga no ha visto el gorro pero acepta la ayuda del oso para subirse a una roca. La serpiente vio una vez un gorro azul y redondo, pero ése no es el gorro que busca nuestro amigo. El armadillo ni siquiera sabe qué es un gorro.  

Deprimido, se echa en la tierra y mira hacia el cielo. "Pobre sombrero. Lo echo tanto de menos". Entonces aparece el ciervo y le pregunta cómo es su gorro. Tan pronto como el oso empieza a describir el gorro se acuerda de dónde lo ha visto, o más bien, de sobre quién lo ha visto. Se levanta de un salto y vuelve a pasar corriendo a todos los animales, que ahora son espectadores, todos en fila, hasta que llega al ladrón y recupera su gorro. "Me encanta mi gorro". 

Mediante una elípsis se nos cuenta el resto de la historia y, cuando una ardilla viene y le pregunta al oso feliz y con el gorro puesto si ha visto a un conejo con un gorro, la respuesta del oso resulta familiar: "No. ¿Por qué me lo preguntas? Yo no lo he visto. No he visto a ningún conejo en ningún lado...". 

Las ilustraciones
Las ilustraciones de Yo quiero mi gorro son figuras de líneas sencillas sobre fondo claro, con un attrezzo mínimo compuesto de unas hojas y alguna que otra mala hierba. El cuento se relata en colores sobrios (tonalidades grises, marrones y beige principalmente), excepto el rojo del gorro que destaca por encima de todo lo demás en las imágenes y al que se le da un uso narrativo inteligente.

El texto aporta un elemento visual interesante, al estar codificado por colores según los personajes (cada uno de los animales habla en un color distinto).

Nos encanta la expresión de los ojos del oso. ¿Cómo es posible que unas ilustraciones tan "quietas" sean capaces de transmitir tanta desesperación?


Mirad al zorro como nos mira de reojo.
¿Por qué me preguntas a mí? 

Nos encanta esta serpiente, su charleta irrelevante y el diálogo codificado por colores. 

Mi pobre gorro. ¡Lo echo tanto de menos! 

Ese momento de ¡ya caigo!  ¡Mirad esos ojos!

Volviendo atrás a pillar al culpable
La tensión pre-duelo se masca. Ésta es mi favorita. Casi se oye la banda sonora estilo Western. 

¡Me encanta mi gorro! 


Las guardas, en las que aparecen todos los personajes del libro, incluido el oso sin gorro en la parte delantera y el oso con gorro en la parte trasera, parecen hechas de seda. ¿Quién será el primero en sacarlas en tela para decorar habitaciones infantiles?

Lectura en voz alta

El texto acumulativo de Yo quiero mi gorro con estructuras de diálogo repetidas lo convierten en un material perfecto para la lectura en voz alta, incluso para niños muy pequeños, a los que también cautivará la mirada expresiva del oso y las pintas graciosas de los otros animales. También hay muchas oportunidades para poner voces tontas.

Pero pienso que este libro ofrece muchas otras razones poderosas por las que los niños se dejan atrapar.

Los niños pequeños se identifican mucho con las sensaciones de a) perder algo querido y querer recuperarlo desesperadamente, b) encontrar algo bonito y querer quedárselo hasta el punto de que c) se intenta tapar el robo mediante una mentira mala, mala y a menudo larguísima, d) encontrar al canalla que te robó ese algo querido en a) y e) recuperarlo con maneras todo lo brutas que haga falta: "Es MÍO". (O como dice el oso "Me encanta mi gorro").

Creo que es ésta identificación de múltiples capas que hace que los niños hagan ¡ooooh! y ¡aaaaah" y se echen a reír. En nuestro caso, hay mucho gritito y muchas, muchas risitas.

Otros comentarios sobre Yo quiero mi gorro

Éste es el álbum ilustrado que más se acerca a una película muda que he visto hasta ahora.

Por un lado, Yo quiero mi gorro es una introducción a un tipo de humor ligeramente más sofisticado del que uno suele encontrar en álbumes ilustrados, en el que los dobles sentidos juegan un papel fundamental y la gracia reside en mostrar y en decir cosas distintas a lo que en realidad está ocurriendo. He leído unas cuentas reseñas del libro, algunas muy bien argumentadas e interesantes que hacen la pregunta de si no será este un caso de libro que en realidad gusta más a los adultos que a los niños; si no será un libro que los adultos "pillan" más que los niños.

Os contaré mi experiencia. ¿Lo "pillan" los niños? Al menos mi hijo ha mostrado un tipo de atracción especial hacia el misterio y el suspense que forma parte del humor del libro, un tipo de interés que yo no había visto antes en él, o al menos no expresado de la misma forma. Me atrevería a decir que es el principio de una educación en el humor. El humor slapstick (alguien que se resbala con la piel de un plátano) no hace falta aprenderlo, pero hay otro tipo de humor que sí hay que "aprender", y el modo de aprenderlo es mediante la exposición a él. Puede que al principio no se pille, o quizás no se crea que haya nada que pillar (¿y qué?), pero la exposición a los juegos lingüísticos y narrativos al servicio del humor conforman el inicio de un proceso de aprendizaje interesante y divertido. Mi hijo de tres años mostró atracción por el libro desde la primera lectura, hace ahora unos meses. ¿Diría que la atracción era por el humor? Probablemente sea más cierto decir que hay muchos más elementos responsables de que le guste, pero desde luego, el uso del suspense narrativo para provocar comedia funcionan para él, y le arrancan más de una risotada.

Una preguntita. Nadie parece ponerse de acuerdo. Este animalito de pocas luces ¿qué es? ¿Es un armadillo, una comadreja o un topo? Yo voto por armadillo, pero me hace gracia que no haya consenso. ¿Qué pensáis? (Nota añadida después: veo que el propio Klassen se refiere a la criatura como "especie de topo". Pero a mí esas rayitas me siguien confundiendo).



























Veo que el próximo libro de Jon Klassen sale en inglés el 12 de octubre. Aparece un pececito con un sombrero de copa estilo Magritte y sí, lo adivinaste, se llama, This is Not my Hat (Éste no es mi sombrero).


Si te interesa leer más sobre Klassen, echa un vistazo a esta estupenda entrevista con él (en inglés) en el magnífico blog Seven Impossible Things Before Breakfast. ¡Confieso que cuando le vi la carita de niño me sorprendí! Por algún motivo me esperaba que fuera o al menos pareciera mayor.

(c) de todas las ilustraciones de este post, Jon Klassen, 2011.
(c) del texto, Ellen Duthie. Cópialo o reprodúcelo, pero por favor, sé buena gente y cita tu fuente (autora y blog) .


El juego de las fábulas: un juego para leer, mil libros para jugar.

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El juego de las fábulas, Enzo Mari (1965)
Nuestra edición: Corraini Edizioni, 2011.


Recomendación fabulosa para un sábado lluvioso: un juego para leer, mil libros para jugar. 

Para los que no lo conozcan, el complejamente sencillo El juego de las fábulas de Enzo Mari consta de seis tarjetones impresos por ambos lados.



















Cada lado tiene una escena central y dos escenas laterales que, mediante dos ranuras, una arriba y otra abajo, podemos combinar como queramos, formando recorridos narrativos, sucesiones de "salas" o escenarios entre los que podemos navegar, yendo, volviendo y saltando como nos apetezca para contar la historia que nos vaya surgiendo. 















En los tarjetones vienen representados unos setenta motivos fabulísticos: cuarenta y cinco animales, el sol, la luna, un paraguas, una jaula, una bota, árboles, un tronco, bambúes, rocas, una manzana, un montón de tierra, un nido, dos huevos. 

Erizo, manzana, jaula, cuervo, zorro, cigüeña.














Luna, noche, vaca, rana. 


Calavera con cuernos, león con cachorro,
roca grande, roca pequeña, otra roca, un fusil.





























Lo que siempre me fascina con este tipo de juego-libro es ver cómo el diseño bien hecho genera magia sin necesidad de dar instrucciones. El juego de las fábulas ha sido un regalo que le he dado a mi hijo esta misma mañana, hace unas tres horas. Lo sacamos de su caja-carpeta, vimos cómo encajaban los tarjetones. Configuramos nuestra primera composición de forma aleatoria. Lo único que le dije fue con esto se pueden contar muchas historias. Inmediatamente, dijo "¡déjame a mí, déjame a mí!" y empezó con un cuento sobre el león, que estaba enfadado con la rata porque... y durante los próximos minutos construyó su historia, primero siguiendo el orden de las secuencias visuales, pero luego poco a poco empezando a saltar de escena en escena, moviéndose él alrededor de la mesa, incorporando motivos según iban haciéndole falta para su historia. Cuando terminó, quiso desmontarlo y volver a montarlo de forma distinta. Lo hicimos. Y empezó de nuevo. Esta vez el zorro salía a pasear y se encontró con... Y así llevamos toda la mañana, con peleas entre distintos animales, problemas para resolver, soluciones que encontrar y finales a los que llegar.

Hemos jugado componiéndolo de forma aleatoria y creando historias a partir de las secuencias sugeridas, pero también hemos jugado organizándolo de forma más meditada, para que las escenas creadas se ajusten a lo que queremos contar. 

Para añadir otra capa de diversión, muy al estilo Lo leemos así, hemos encendido la grabadora mientras inventábamos nuestras historias y luego las hemos escuchado. Lo hemos estado pasando bomba juntos.

Luego, yo he venido a escribir este post y mi hijo ha seguido jugando con El juego de las fábulas, esta vez usando los escenarios como "casa de muñecas" para las pequeñas figuras -en este caso unos pitufos- con las que se pasa el día jugando, creando historias e inventándose diálogos. "Es como una casa de muñecas, pero con más personajes y muchos más peligros", ha dicho, encantado.

Una mañana fabulosa, fabulosa.

El juego de las fábulas está editado por la editorial italiana Corraini Edizioni, con texto de presentación en italiano, inglés, español y japonés. En España, Corraini Edizioni está distribuido por Libri e Altro (http://www.libriealtro.com/) y disponible en las mejores librerías infantiles.

(c) de las ilustraciones, Enzo Mari, 1965, Corraini Edizioni, 2011.
(c) del texto, Ellen Duthie, 2014. Cópialo o reprodúcelo pero por favor, sé buena gente y cita la fuente (autora y blog). 

II Concurso de lectura en voz alta Y TÚ, ¿CÓMO LO LEES?

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Lo leemos así presenta....

II Concurso de lectura en voz alta 
Y TÚ, ¿CÓMO LO LEES? 
Ilustración de Maurice Sendak, 1985, para el mes del libro judío. 



























El año pasado, para celebrar nuestro segundo aniversario, organizamos por primera vez el concurso de grabaciones de lecturas en voz alta Y tú, ¿cómo lo lees?

Debido al éxito de la primera edición y a las numerosas indagaciones respecto a si se iba a repetir este año, nos hemos decidido a lanzar la segunda edición de Y tú, ¿cómo lo lees?. El premio: dos libros a elegir de entre los reseñados en este blog (no se incluyen los libros descatalogados; ver lista al final de este post).

Instrucciones: 
1. Elige uno de tus álbumes ilustrados favoritos
2. Practica su lectura en voz alta (si te hace falta). 
3. Grábalo o bien en vídeo o únicamente con sonido. 
4. Súbelo a un sitio como dropbox o soundcloud (o similar). 
5. Comparte el vínculo en un comentario en este mismo post y...
6. Envía un email a ytucomololees@gmail.com contándonos un poco sobre ti, con una foto si quieres y por qué elegiste ese libro. Por favor, no te olvides de incluir el vínculo a la grabación en el email también.  
7. Las grabaciones pueden ser en castellano o en inglés (si es en inglés, por favor, visita el blog gemelo de Lo leemos así en inglés, We Read it Like This, y participa a través del mismo). 
8. La grabación puede ser:
  • de un padre o madre o cuidador leyendo a un niño/a o a varios niños
  • de un docente leyendo a un niño/a o varios niños 
  • de un niño o niña leyendo a otro niño, a su padre/madre/abuelo/abuela... o a sus amigos del colegio.
9. Se pide emoción y entrega y no se penalizará en absoluto la interacción (¡ooh! ¡aaaah!).
10. La fecha límite para participar es el 31 de mayo de 2014. No se tendrán en consideración las grabaciones recibidas con posterioridad a esta fecha.  
11.  Se aceptan grabaciones de todo el mundo. La única restricción es el idioma: castellano (a través de Lo leemos así) o inglés (a través de We Read it Like This).  
12. No importa la edad.   
13. El ganador o ganadora recibirá como premio un glamuroso post con la grabación premiada más 2 libros a elegir de los siguientes reseñados en Lo leemos asi:  
15. ¡Buena suerte!
16. La decisión del ganador/ganadora será necesariamente subjetiva, e inapelable.  

El letrero secreto de Rosie: ¡Soy el petardo rojo más grande que hay en todo el mundo! ¡Allá voy! ¡Pun, pun, pun! ¡Chisssss!

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El letrero secreto de Rosie. Texto e ilustraciones de Maurice Sendak.
Alfaguara, 1989 (descatalogado).
Título original: The Sign on Rosie's Door, Harper, 1960.
Para escuchar cómo leeríamos nosotros El letrero secreto de Rosie si lo tuviéramos en español, haz clic aquí:

Para escuchar cómo leemos nosotros El letrero secreto de Rosie (The Sign on Rosie's Door en inglés) haz clic aquí:

Esta reseña está basada en el texto original inglés. La traducción es apresurada y mía, excepto en los extractos donde se indique lo contrario. (No teníamos a mano la traducción de Eduardo Lago que publicó Alfaguara en su día y teníamos prisa por tener una versión traducida para leerla en una sesión de Filosofía a la de tres sobre aburrimiento y diversión). 

El otro día vimos por enésima vez, pero por primera desde hacía algún tiempo, la estupenda peliculita Really Rosie, escrita y dirigida por Maurice Sendak, con música de Carole King y retransmitida por primera vez por la CBS en 1975: 


La película está basada en el libro al que dedicamos esta entrada, El letrero secreto de Rosie, y en los cuatro libritos de la Nutshell Library, de 1962 (en español,  La minibiblioteca, versionada por Gloria Fuertes y editada por primera vez en Alfaguara en 1977 y que reeditará próximamente Kalandraka). Rosie es la prima donna del espectáculo, que va poniendo a prueba a los demás (cada una de las "pruebas de casting" es uno de los libros de la minibiblioteca) para ver si son lo suficientemente buenos como para actuar en su película.

Viendo Really Rosie, recordé algo que había pensado la primera vez que leímos El letrero secreto de Rosie, que era lo maravillosamente bien que Sendak retrata las relaciones entre niños y específicamente, las relaciones de poder en el juego entre niños, por una parte y, por otra, la convivencia y tensión entre ficción y realidad en las relaciones entre niños y entre niños y adultos. 

También pensé en lo poco habitual que es ver retratos de niños jugando con otros niños en los álbumes ilustrados contemporáneos, incluso, de lo poco habitual que es encontrar álbumes donde se vean relaciones interesantes y significativas entre niños. Lo hablaba con un grupo de amigos tan expertos o inexpertos como yo (siempre depende desde donde se mire) y nos costaba pensar en ejemplos. De hecho cuando les pregunté qué álbumes se les ocurría, todos sin excepción pensaron primero en El letrero secreto de Rosie sin que yo dijera nada de antemano y luego rascando un poco, todos pensamos, también independientemente, en los libros de Garmann, de Stian Hole. (OK, tengo unos amigos que beben de sitios parecidos, pero me pareció curioso que nos costara tanto pensar en más ejemplos).

Lo otro que me llamó la atención de la película fue la parte en la que los niños juegan a morir ahogados, con la mayor naturalidad del mundo, como suelen jugar de verdad. Y pensé ¡eso es lo que echo en falta en la literatura infantil actual! ¡Este tipo de cosa es con lo que nadie se atreve! Niños jugando tan ricamente a cosas tan tremendas sin ninguna consecuencia, sin ninguna puesta al servicio de ninguna lección moral. Un fiel retrato de los niños cuando juegan libremente: son irreverentes, son "subversivos", gamberros y se lo pasan bomba siéndolo. Y, lo más importante, distinguen perfectamente entre juego y realidad. ¡Señores! ¡Señoras! No pasa nada por jugar a morirse en plan colectivo con huesos de pollo atascados en la garganta. Incluso puede ser divertido, como nos muestra este dibujo realizado como estudio para la película:



Rosie explica a Kathy que en realidad es Alinda.
Pero voy al grano, que la introducción ha sido larga. El letrero secreto de Rosie es un retrato costumbrista de la vida infantil en el Brooklyn de los 50-60. Es también un maravilloso, fiel, "duro" y divertido retrato del juego y de las relaciones entre niños. Empieza así [traducción de Eduardo Lago]:
"En la puerta de la casa de Rosie había un letrero. Decía: SI QUIERES ENTERARTE DE UN SECRETO, LLAMA TRES VECES. Kathy llamó tres veces y Rosie abrió la puerta. -Hola, Kathy. -Hola, Rosie. ¿Qué secreto es ése? - Ya no soy Rosie -dijo Rosie-. Ese es el secreto. -¿Entonces quién eres? -preguntó. - Soy Alinda, la bella cantante. -Oh -dijo Kathy". 


Lo que sigue es un juego de imaginación típico de niños, donde Rosie juega a ser Alinda y se dispone a ofrecer un espectáculo a todos sus fans.

A la izquierda, Rosie/Alinda le dice a Kathy que puede ser una de sus bailarinas.
A la derecha, Sal, Pudgy y Dolly esperan a que salgan las artistas. 



Al principio parece que la cosa va bien, pero enseguida le interrumpe Lenny, otro amigo de la panda, que llega vestido de bombero y les ofrece ir a apagar fuegos con él.

"¿Puedo jugar", preguntó Lenny. "No estamos jugando", gritó Alinda. 

















Hay un tira y afloja entre él y Rosie hasta que ya se hace tarde y todos se tienen que ir.
"Lo he atrapado yo", gritó Rosie. "¡Viva yo!"
























Rosie/Alinda se queda sola y canta de principio a fin la canción que había querido cantar ante un público.
Antes de cantar, Rosie/Alinda se presenta a sí misma en voz baja.
"Señoras y señores..."


















El siguiente día arranca con escenas de todas las casas de los niños, empezando por la de Rosie, donde los niños se quejan de que no tienen nada que hacer. 

No había nada que hacer. "No tengo nada que hacer, Mamá" dijo Rosie.
"Pues haz algo", dijo su madre. 





Por fin van en búsqueda de algo que hacer y acaban en casa de Rosie, donde les espera otro juego. Esta vez tendrán que sentarse en silencio y esperar a que llegue el Señor Magia, que les dirá qué es lo que pueden hacer. Se sientan, todos quietos en silencio durante mucho tiempo, hasta que Dolly anuncia que es tarde y se tiene que ir. "Yo también", dice Pudgy. Y se van todos, pero quedan para el día siguiente para seguir esperándolo.
"Supongo que el Señor Magia no viene hoy," dijo Kathy.
"Supongo que no," dijo Alinda. 





















Esa noche, cuando sus madres les preguntaron qué habían hecho toda la tarde, les contaron que habían hecho tantísimo que no había habido tiempo para hacerlo y que lo iban a hacer todo otra vez mañana. "¡Qué bien!,", dijeron sus madres. 

Una tarde cualquiera en el Brooklyn de finales de los 50. 

El día siguiente es el cuatro de julio. Rosie se despierta y pide a su madre un petardo, que su madre le niega. Y aquí viene uno de mis diálogos favoritos del libro: 

-Son peligrosos y no quiero que mi niñita se haga daño. 
-No soy tu niñita, -dijo Rosie. -Soy grande y todos los demás tienen petardos.
-No creo que eso sea cierto, -dijo su madre.
Rosie no dijo nada. 
- Juega con tu gatita, Nata, -le dijo su madre. -Eso sería mucho mejor. 
-No creo que eso sea cierto, -dijo Rosie. 

Y así fue que llegó la hora de volver a esperar al Señor Magia. Se presentaron todos.

















Susurraban y esperaban quietos, con los ojos cerrados. Lenny llegó con ganas de jugar a los cowboys, pero le convencieron a él también para que se sentara y esperara con los ojos cerrados. Y entonces oyeron a Alinda decir:

-Hola, Señor Magia. Oh, qué amable. Muchísimas gracias. 
Adiós y por favor, no olvide darle recuerdos a su señora."

Siguen callados hasta que uno pregunta si pueden abrir los ojos. -¿Cómo era?, -preguntan. -¿Llevaba un sombrero de cowboy? ¿Y una máscara? ¿Y alas? -Todos querían saber más. Alinda les confirma todas sus preguntas y están todos de acuerdo en que, si todo eso era así, debió ser efectivamente él, el Señor Magia de verdad.




















¿Pero qué le había dicho que podía hacer? "Me dijo que podía ser un enorme petardo rojo", les dice Alinda. "Y que vosotros podéis ser todos petarditos plateados", les cuenta.

Y ¡PUN! ¡PUN! empieza la fiesta:

Sal se puso de cabeza en el suelo y dijo:
"Yo es que todavía no he explotado"







¡PUN! ¡PUN! ¡CHISSSSSS!



























A esta edad, te pueden prohibir tener un petardo, ¡pero nunca ser un petardo!  Y se fueron todos a casa, tan exhaustos como contentos, directos a la cama:
Al rato su madre entró para ver si estaban dormidas. Abrió la puerta y vio
a la gatita metida en la cama con la manta subida hasta la barbilla y a Rosie
acurrucadita sobre una alfombra. "Rosie", dijo. "Shhh!", dijo Rosie.
"Nata está dormida.""¿Por qué estás en el suelo, cariño?",
susurró su madre. "Porque soy una gatita muy cansadita", contestó Rosie.
"¡Oh!, dijo su madre, saliendo de puntillas del dormitorio.
"Buenas noches", susurró mientras cerraba la puerta. "Miau", contestó Rosie. 
























Experiencia de lectura en voz alta de El letrero secreto de Rosie
El letrero secreto de Rosie está escrito como una obra de teatro narrada. Es casi todo diálogo (un diálogo natural, elástico y vivo, que muestra el oído y el poder de observación que tenía Sendak). Su lectura por tanto es por fuerza también muy teatral. En nuestro caso es también bastante física, con los gestos de la bailarina árabe torpona, los gestos de diva de la bella cantante Alinda, los PAN PAN PUM CHISS de los petardos y sus saltos.

Es un cuento con bastante texto (algo entre un álbum ilustrado y una novela corta para niños), que tarda aproximadamente 15 minutos en leerse, pero al haber tanto diálogo no se hace nada largo, incluso para niños bastante pequeños. A nuestro hijo se lo leemos desde que tiene tres años y le ha encantado desde siempre.

El letrero secreto de Rosie contiene además deliciosos susurros, repentinos gritos, muchas voces y mucho juego. Es un auténtico placer tanto leerlo como escucharlo.

Qué nos gusta especialmente de El letrero secreto de Rosie
Nos gustan tantísimas cosas de este libro que es difícil saber por donde empezar.

Mi hijo se ve muy claramente reflejado en todos estos niños. Algunos niños juegan más que otros a adoptar personajes (mi hijo se pasa aproximadamente tres cuartas partes del día siendo cualquiera menos él), y es un libro particularmente atractivo para niños a los que les gusta el juego imaginativo. Pero no solo para ellos. Es un libro que retrata la dinámica de juego entre niños como ningún otro que yo conozca y los niños captan la autenticidad del retrato con agradecimiento.

A mi hijo le gusta mucho ver las pequeñas dinámicas paralelas que se ven en las imágenes. Le gusta ver cómo Alinda mira a Lenny con cara de pocos amigos cuando le interrumpe, como Sal y Pudge se miran como si se odiaran mientras juegan a no hablarse el uno al otro.

A mí me gusta muchísimo el retrato de las relaciones de poder entre niños, del proceso de toma de decisión de a qué se juega, de cómo la mandona-organizadora del juego provoca fascinación y cierta rabia al mismo tiempo, pero en última instancia aceptación del hecho de que es que lo hace muy bien. De cómo el dolor infantil es bidireccional: Rosie manda y niega a otros el derecho a jugar, pero también llora, cantando su canción a solas. Mi hijo sonríe mucho en señal de reconocimiento experiencial cuando leemos este libro.

Como muchos libros de Sendak, El letrero secreto de Rosie tiene que ver con cómo los niños sobreviven en su día a día: en este caso, de cómo sobreviven al aburrimiento, de cómo hacen lo que pueden con lo que tienen y con cómo no lo hacen nada mal, si se les deja.

Volviendo al inicio de este post, y de lo que pensé al ver la estupenda película Really Rosie, basada en este El letrero secreto de Rosie y en los cuatro libros de La minibiblioteca, quisiera resumir lo que siento al respecto: 

1. Sendak retrata como nadie las relaciones entre niños y específicamente, las relaciones de poder en el juego entre niños, por una parte y, por otra, la convivencia y tensión entre ficción y realidad en las relaciones entre niños y entre niños y adultos.

2. ¡Qué importante es saber observar! Esto no es una invitación a que los autores de libro-álbum corran a por un lápiz para apuntar todo lo que dicen sus encantadores hijos/sobrinos para luego reproducirlo en un álbum. (Aunque no vendría mal que algunos pasaran algo de tiempo con niños, observando y escuchando). Hay que saber observar, qué extraer de lo que se observa y luego cómo recrearlo, claro está, con la misma picaresca que Rosie usaba para dar credibilidad a sus fantasías y que Sendak usaba para realzar la realidad que observaba para que siguiera pareciendo realidad una vez traspasada al papel. 

3. ¿Por qué hay tan pocos álbumes ilustrados contemporáneos que retraten a niños jugando con otros niños, y que muestren relaciones interesantes y significativas entre niños? Bienvenidos sean más ejemplos en los comentarios. 

4. ¿Dónde están las escenas de niños jugando a morir ahogados con huesos de pollo en los álbumes ilustrados actuales?

Una última cosa sobre el libro. Me encanta el diálogo, que le hace a una sentir que está espiando a un grupo de niños sin que ellos te vean.

La anécdota
Y esto enlaza con la última parte de esta reseña: El letrero secreto de Rosie está basado en una Rosie de carne y hueso del barrio de Brooklyn donde Sendak se crió. Sendak se pasaba las horas mirando por la ventana, observando, dibujando a los niños jugando y apuntando frases que oía. 

Así lo cuenta con especial gracia el propio Maurice Sendak en este discurso Descent into Limbo (Bajando al Limbo) pronunciado en el 2003 May Hill Arbuthnot Honor Lecture (minuto 56:34 hasta 1:03:29)  

"Estoy obsesionado con la niñez y no valgo para nada más", confiesa Sendak, antes de presentar su anécdota sobre la verdadera Rosie: "Quiero contar unas anécdotas sobre niños que dotaron de color para siempre a mi visión sobre la naturaleza humana."
"Esta es una historia sobre Rosie. Rosie era una niña de Brooklyn, que se volvió prototípica. Todos los personajes que yo he hecho son ella. [...] Era el año 1943. Estudié a Rosie durante un año más o menos, del 43 al 44. Durante la Guerra, mi hermano estaba desaparecido en las Filipinas. Eran los días más oscuros del Holocausto. Y la única forma que yo lograba sobrevivir era cogiendo una silla, colocándola al lado de la ventana y poniéndome a observar a Rosie, que estaba justo en frente de mí... y actuaba en la calle. Parecía completamente ignorante de mi presencia, lo cual era perfecto. Y bajaba todos los días, toda vestida, con un gigantesco sombrero amarillo y una enorme pluma y una especie de chal, mantón o bufanda deshilachada. Llevaba un largo vestido rojo, del que le asomaban los pies. Y yo simplemente la observaba. Rellené entre 14 y 20 cuadernos de dibujo grandes: qué decía Rosie, qué hacía Rosie, qué aspecto tenía, todos los demás niños de la calle y qué pasaba entre ellos. Mucho sí que lo usé más tarde. En fin. Este incidente en concreto ocurrió un día de mucho calor. Su cometido -y ella era plenamente consciente de ello-, era hacer que el espectáculo fluyera, porque el resto del grupo era una panda de niños torpones y moribundos que la adoraban y odiaban a partes iguales. Porque sabían que ella tenía ese algo y cuando se lo daba, una historia imaginaria o lo que fuera, la adoraban. Si fracasaba, la odiaban. ... Y ella se tomaba muy en serio su cometido. Y la experiencia de ver cómo arrancaba, cómo ponía en marcha el motor... Este día hacía mucho calor, era junio, y los niños estaban allí en los escalones y ella estaba allí con su hermano, Pudgy, que era mucho más joven que ella y era su saco de boxeo  personal y su mejor amigo. Sentada, después de un largo silencio (no podía tardar ya en comenzar...), dijo: "¿Os habéis enterado de quién ha muerto?" Claro, todo el mundo alzó la vista. La mejor frase del mundo. Yo también alcé la vista. A pesar de lo bien que la conocía, siempre volvía a caer. La miraron y preguntaron: "¿Quién?". Dijo ella: "La abuela, se murió mi abuela. Al alba. Y Pudgy la empuja y le dice: "La abuela..:" y le dice ella "Cállate". Y él sabía bien cuál era su lugar. Y esto es lo que pasó. Estaba lleno de detalles que yo reconocía y era tan lista como artista que había pensado en miles de detallitos para enriquecer la historia y hacer real esta fantasía absolutamente loca. La vi contarlo todo desde la ventana. Yo vivía en un bloque de cuatro casas y Rosie vivía en frente, en un bloque de una sola casa. Y en el piso de arriba, en la parte del ático, vivía su abuela. Era una mujer muy corpulenta, muy tosca. Y lo que hacía, y lo que hacía también mi madre y otras mujeres, era colgar los almohadones por la ventana y luego con una cosa de paja los sacudían y golpeaban y el polvo salía volando por todas partes. Lo hacía todo el mundo. Lo que pasó aquel día, al alba, es que Rosie oyó los golpes y se preguntó por qué lo estaría haciendo tan temprano su abuela, y su dormitorio y el dormitorio de Pudgy estaban justo debajo del apartamento del ático, y oyó unos crujidos y unos lamentos y unos jadeos y la enorme mujer se cayó. Oyó un estruendoso golpe. Y Pudgy se despertó y le dijo: "¿Qué crees que...?" y Rosie le dijo: "Shhhh. No despiertes a Mamá y a Papa. Se pondrán nerviosos". Así que ella sola subió las escaleras y allí estaba la abuela, respirando a duras penas, muriéndose. Y Rosie, que sabía lo que hacer porque había visto todas aquellas películas de Irene Dunne y Bette Davis, saltó encima de su abuela y le empezó a golpear el pecho y cuando la cosa no pintaba demasiado bien, o, mejor dicho, su abuela no pintaba demasiado bien, se acerco y le dio el gran beso de la vida. Lo tuvo que hacer tres veces. En vano. La abuela había muerto. Rosie hizo callar a Pudgy. Se acercó al teléfono. Y llamó al lugar donde van los muertos. Y el lugar donde van los muertos llegó y lo primero que hicieron fue ponerle un pollo en el dedo gordo del pie, para que la pudieran identificar en el sitio de los muertos. Y se la llevaron. (Y los niños preguntaron: "¿Y nadie lo oyó? ¿Nadie...?""Nadie lo oyó. No quería que mis padres se disgustaran"). Y el coche de las personas del lugar a donde van los muertos llegó y se la estaban llevando y... ya llegando al final de la historia... tenéis que imaginaros a estos niños, estaban enganchados, como lo estaba también yo... ... de repente aparece la Abuela subiendo calle arriba. Con dos bolsas de la compra grandes, enormes, con zapatillas de casa, y balancándose de un lado para otro al andar. Era una mujer que daba miedo. Daba mucho miedo. Hablaba solo en italiano y parecía siempre que estaba maldiciendo todo lo que había en el mundo. Y cuando llegó a los escalones, miró a todos los niños con ojos de muy pocos amigos y los niños se separaron como el Mar Rojo, así. Y subió los escalones, le echó una mirada mortal a Rosie e hizo algo con sus dientes y con el pulgar, como si estuviera diciendo, "cuando subas, te voy a matar!", o así lo interpreté yo. Cierra la puerta de un golpe, sigue subiendo las escaleras y todos los niños vuelven a formar el corro. Entonces uno de ellos le ruega: "Rosie, cuéntanos cómo se murió tu abuela". 
La segunda anécdota que cuenta acto seguido es una historia, contada con no menos gracia, sobre cómo, años después, encontró a la verdadera Rosie, ya una señora, (Descent into Limbo min 1:03:30 hasta 1:11:03). Realmente merece la pena escucharla también. 

Un regalito final

Maqueta de In Rosie's Backyard, que finalmente se convertiría en
The Sign on Rosie's Door, Rosenbach Museum. 




















(c) de la ilustración, Maurice Sendak, 1960. 
(c) del texto, Ellen Duthie. Puedes copiarlo o reproducirlo, pero sé buena gente y cita la fuente (autora y blog). 

Notas, reseñas y lecturas en voz alta de libros de Maurice Sendak en Lo leemos así:




Fallo del II Concurso de lectura en voz alta "Y tú, ¿cómo lo lees?

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Fallo del II Concurso de lectura en voz alta "Y tú, ¿cómo lo lees? 

Este año anunciamos el concurso con un mes y medio de antelación. Muchas muestras de interés. Muchas bases compartidas en los medios sociales. Mucha intención de participar. Pero cuesta, cuesta. Acordarse de preparar la grabadora, estar contentos con el resultado y luego acordarse de enviárnosla. ¿Cuántos han logrado esas tres cosas? Este año, un total de diez, una participación parecida a la del año pasado. Y el nivel, igual o mejor que el año pasado. Requete contentos estamos en Lo leemos así. Requete requete requete contentos.

El año pasado, nos quitamos el sombrero ante todos los participantes, y este año no queremos ser menos respetuosos y agradecidos:

Ilustración de Dr Seuss. de Cat in a Hat
A todos los que lo intentaron pero no llegaron a tiempo, os recordamos que nos encanta recibir sorpresitas incluso en momentos donde no haya ningún concurso activo, así que podéis enviarnos vuestra grabación cuando queráis. Nos encantará que compartáis vuestras lecturas y formas de leer con nosotros.

Empecemos por el principio. Aquí van, en orden de recepción, las participaciones en el concurso. Cada una de las participaciones transmite a su manera el gusto por la lectura compartida: el placer del momento tranquilo, del momento alborotado de gritar la palabra que sigue, los vínculos intelectuales y las conexiones ficcionales que se establecen al leer con los hijos (o los sobrinos o los hermanos), por no hablar del gusto que da acurrucarse y compartir cariño físico también mientras se lee. ¡Enhorabuena a todos!
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Lectura de El Pequeño Rey, Maestro Repostero de Javier Sáez Castán, leído por Imogen a su hija de 3.5 años, Inés

Inés nos envía una mueca especial
para nosotros.














Quién:
La familia bilingüe en español-inglés Nichols-Duthie, desde Edimburgo (Escocia, Reino Unido).

Qué leyeron: 
El Pequeño Rey, Maestro Repostero
Escrito e ilustrado por Javier Sáez Castán.
Publicación: Ekaré, 2013.

Escucha el audio: 


Esta primera grabación nos llegó de Edimburgo. Imogen, una madre española-británica lee a su hija de 3.5, Inés. Oímos también a Pablo, que en este momento tenía 3 meses.

Presentación de los concursantes: 
"Elegimos este libro porque es el primer libro español que le ha atraido a Inés tanto como los que tenemos en inglés. Esta semana lo ha estado pidiendo todas las noches cuando me toca a mi leerle (nos turnamos para leerle antes de dormir). Le encanta cuando los bichitos brindan, cuando el pequeño rey atiza a los bichitos, cuando los bichitos se comen todo y tienen la boca llena. Es muy divertido leérselo y es un gran placer poder hacerlo en español, porque no hay tantas cosas para elegir en español y casi siempre le hemos leído en inglés. Se ha convertido en uno de mis libros favoritos y queremos completar la serie."

Lo que más nos ha gustado: 
Nos ha encantado la interacción entre Inés e Imogen y cómo Inés acaba las frases. Nos ha gustado mucho también como la madre responde a las preguntas de la hija sin que eso interrumpa el fluir del cuento. Nos encantan los "¡Hurra! ¡Hurra! ¡Hurra!" Nos ha encantado el bilingüismo relajado, cambiando entre idiomas con tranquilidad. Nos han gustado mucho las risas de Inés cuando los "ingredientes" de la Mojiganga a la Petit Roi con tropezones intentan hablar con la boca llena, y cuando el Pequeño Rey comienza a tirarse de las barbas, y la pregunta final de Inés: ¿por qué siempre toma compota? Una lectura divertida, relajada, disfrutada y disfrutable para el oyente. Muchas gracias, Imogen e Inés. ¡Nos ha encantado! Además, ¡éste es uno de nuestros cuentos preferidos!

Lectura de El Bunyip, escrito por Jenny Wagner e ilustrado por Ron Brooks, leído por María y María, tía y sobrina

Quién: 

Pareja de tía y sobrina, María y María (de 9 años).

Qué leyeron: 
El Bunyip
Escrito por Jenny Wagner e ilustrado por Ron Brooks.
Traducción de Carmen Diana Dearden y Verónica Uribe
Publicación: Ekaré, 2012.


Escucha el audio: 


Lo que más nos ha gustado:
¡Los efectos sonoros son fantásticos! Nos han encantado, la representación de María del Bunyip y de los demás personajes, con las distintas voces. ¡Menudo trabajo! Nos ha encantado percibir cuánto han ensayado tía y sobrina. Una lectura así no se consigue a la primera. También nos encanta que nos dejéis ver una relación entre tía y sobrina tan bonita a través de la lectura. ¡Enhorabuena por una lectura tan entregada! Es muy disfrutable también para los oyentes, ¡y eso es importante!

Lectura de La cocina de noche, escrito e ilustrado por Maurice Sendak y leído por María a sus sobrinos Mael y Amaya

Quién: 
María a sus sobrinos Mael (de 5 años) y Amaya (de 3 años).

Qué leyeron: 
La cocina de noche
Escrito e ilustrado por Maurice Sendak
Traducción de Miguel Azaola
Publicación: Kalandraka, 2014.



Escucha el audio: 


Lo que más nos ha gustado:
La misma María de la grabación de El Bunyip comparte esta lectura de La cocina de noche con otros dos sobrinos, Mael y Amaya. Qué tía más simpática debe ser María. Nos han gustado mucho las voces y cómo lo habéis ensayado también :). Lo que más nos ha gustado ha sido el canto de Miguel cerca del final. Éste es otro de nuestros cuentos favoritos asi que nos ha encantado escuchar cómo lo leen otros. Es gracioso comprobar que cada uno le añade cosas distintas y lo hace suyo. Vuestra cocina de noche, está genial. ¡Enhorabuena!

Lectura de Vamos a cazar un oso, de Michael Rosen y Helen Oxenbury, de Ester a sus hijos Yago y Erik

Quién: 

Ester lee a sus hijos Yago (de 4 años) y Erik (de 2 años).

Qué leyeron: 
Vamos a cazar un oso
Escrito por Michael Rosen e ilustrado por Helen Oxenbury, 1989
Edición en español: Ediciones Ekaré, 2003.
Traducción de Verónica Uribe


Escucha el audio: 
Haz clic aquí

Presentación de los concursantes:
¡Hola! Mi nombre es Ester Marqués y soy mamá de dos niños francoespañoles, Yago de 4 años y Erik de 2 años y medio. En nuestra familia el hecho de leer a los niños en voz alta es fundamental pero, como en cualquier otra familia bilingüe, hacerlo en la lengua minoritaria adquiere el rango de necesidad con el fin de que los niños desarrollen perfectamente esa lengua. Vivimos en Toulouse, y eso significa que en nuestro caso, la lengua minoritaria es el castellano y yo he hecho casi cuestión de estado el que mis hijos lo aprendan perfectamente. 
Por esa razón, junto con otras madres, hemos comenzado un blog de padres hispanohablantes en Toulouse con la idea de lanzar en el futuro una asociación para organizar actividades para niños en castellano. Vuestro blog nos encanta porque nos da muchas ideas sobre posibles libros sobre los que basar nuestros cuentacuentos, además, cada vez que he comprado alguno de los libros que habéis reseñado han sido un éxito inmediato en casa. 
Es por eso que he elegido “Vamos a cazar un oso” para participar en vuestro concurso. Lo compré después de leer vuestra reseña y desde entonces, cada cierto tiempo Erik se pone a “leerlo” por su cuenta haciendo exactamente los sonidos que tocan en cada página.

Lo que más nos ha gustado:
Nos ha gustado mucho la interacción, los ruidos, la representación del oso, las reacciones y en general el esfuerzo conjunto para un resultado tan divertido. Nos encanta como se responde a ¿Quién le teme al oso? "Nadie" y los comentarios de los pequeños sobre los dibujos. También observamos ese bilingüismo relajado que tanto nos gustó en la lectura de El Pequeño Rey, Maestro Repostero más arriba. "Un trou", dice uno de los niños, "hay un agujero allí?", pregunta la madre, con naturalidad). Se escucha y dan ganas de ser niño para que alguien te cuente un cuento así. Enhorabuena, familia. Nos ha encantado.  

Lectura de Uno, dos, tres, ¿qué ves?, de Nadia Budde, de María Jesús Castellano a su hija de 17 meses
Quién: 

María Jesús lee a su hija de 17 meses.

Qué leyeron: 
Uno, dos, tres, ¿qué ves?
Escrito e ilustrado por Nadia Budde, 1999
Título original: Ein, Zwei, Drei, Tier
Edición en español: Kalandraka, 2005.
Traducción de Marc Taeger, Adaptación de Xosé Ballesteros

Escucha el audio: 


Presentación de los concursantes:
Soy María Jesús Castellano, maestra, enamorada de los libros infantiles aunque esta lectura la comparto con mi hija de 17 meses.

Me costó mucho conseguir este libro pero ha merecido la pena. A mi hija le encanta, cada día participa más, diciendo palabras y aportando gestos mientras lo leemos.

Enhorabuena por vuestro blog es muy interesante, al igual que "we read it like this" que me ha servido para comprar libros en inglés para mi hija y poder contárselos sin miedo a pronunciar mal.

Lo que más nos ha gustado:
Nos ha encantado la interacción de Ixeia de 17 meses y cómo se evidencia lo bien que conocen tanto María Jesús como Ixeia el cuento. La elección del cuento es también muy acertada para la edad, con la rima y el juego y la combinación de la sonoridad con las imágenes. Perfecto para bebés en adelante. La lectura transmite mucho placer por el momento de lectura compartida, tanto de la madre como de la hija y nos permite ser testigos del momento mágico de comunicación y complicidad entre padres e hijos que aporta la lectura. Gracias María Jesús y gracias Ixeia. ¡Nos ha gustado muchísimo!


Lectura de El perro que quiso ser lobo, de Keiko Kasza, de Paola a sus hijos Hans y Simon

Quién: 

Paola lee a sus hijos Hans de 7 años y Simon de 5 años.

Qué leyeron: 
El perro que quiso ser lobo
Escrito e ilustrado por Keiko Kasza, 2005
Título original: The Dog who Cried Wolf
Edición en español: Norma, 2009.
Traducción de Ximena García Chica 


Escucha el audio: 
Haz clic aquí

Presentación de los concursantes:
"Hemos escogido con mis hijos El perro que quiso ser lobo de Keiko Kasza, porque hace rato no hacíamos “auuuuuuuu”. Soy Paola de Colombia,  la madre de Hans 7 y Simon 5. Vivimos en Bélgica y cada noche leemos cuentos en español.  Hemos leído en el “serre” al lado de nuestra perrita Luna. Ella una perrita Husky Siberiana aúlla como mis "lobitos” 

Lo que más nos ha gustado:
Nos encantó que desde la propia presentación que hacen los concursantes se establece el tono de la lectura (lo escogimos porque hace rato que no hacíamos "auuuuu"). ¡Qué razón tan estupenda para elegir un cuento! Empieza la lectura tranquilita, pero a medida que avanza se alborota (en el buen sentido). ¡Aúuuuuuuuuuuuuuuuu! ¡Qué aullidos tan fantásticos! Impresionados con lo auténticamente "lobosos" que suenan esos aullidos. Nos ha encantado. ¡Gracias!

Lectura de un extracto de La escuela secreta de Nasreen, de Jeanette Winter, por Pedro, con 12 años

Quién: 
Pedro de Marcos, con 12 años. 

Qué leyó: 
La escuela secreta de Nasreen: una historia real de Afganistán escrito e ilustrdo por Jeanette Winter, 2009. 
Título original: Nasreen's Secret School: A True Story from Afghanistan
Edición en español: Juventud, 2010
Traducción de: Laura Iglesias

Escucha el audio: 
Haz clic aquí.

Presentación de los concursantes: 
"Pedro de Marcos grabó esta lectura cuando tenía 12 años, para un vídeo que se publicó en BLOG ACTION DAY, cuyo tema era THE POWER OF WE, expresado en "educación para todos". Quería una historia basada en hechos reales, sobre escuelas y/o bibliotecas en lugares lejanos donde es difícil mantenerlas debido a la situación económica, geográfica o de conflicto. Leímos varios y elegimos este porque era corto, significativo, esperanzador, y las ilustraciones también nos gustaron mucho."
Lo que más nos gustó:
Nos ha encantado la lectura, y cómo la voz de Pedro transmite y contagia interés por lo que lee. La música está muy bien elegida y aporta a la voz de Pedro sin distraernos de lo que lee. Dan ganas de leer el libro, que es justo lo que uno espera cuando le leen un extracto de un libro. 


Lectura de La pequeña oruga glotona, de Eric Carle, de María a sus hijos Eric de 16 meses e Irene de 3 años y medio













Quién: 
María lee a sus hijos Eric de 16 meses e Irene de 3 años y medio.

Qué leyeron: 
La pequeña oruga glotona
Escrito e ilustrado por Eric Carle, 1969
Título original: The Very Hungry Caterpillar
Edición en español: Kokinos
Traducción de Esther Rubio Muñoz

Escucha el audio: 
Haz clic aquí

Presentación de los concursantes:
"Mi nombre es María Muñoz, y soy española residente en Toulouse (Francia). Tengo dos hijos, Eric, de 16 meses e Irene, de 3 años y medio, y nos encanta leer libros!!! Nos gusta leer por muchas razones: aprender cosas nuevas, practicar el español y también el francés, ver las ilustraciones de los libros,...se ha convertido en una costumbre antes de ir a dormir y también en cualquier otro momento del día!

Hemos escogido el libro de Eric Carle que se llama "La pequeña oruga glotona", ya que a mi hija mayor le gusta mucho la historia de como la oruga se convierte en una mariposa, mientras que el pequeño juega con las divertidas solapas y mete su dedito en los agujeros... Es un libro que nos permite pasar un buen rato de lectura con los dos niños a la vez, lo cual no es fácil porque están en edades muy diferentes...

Junto con unas amigas que también han participado en este concurso hemos creado un blog/facebook (toulouseparapapas.blogspot.fr) con posts que consideramos interesantes para las familias hispanofonas residentes en Toulouse. Intentamos también hacer actividades en español para que los niños aprendan no solo el francés sino el español, ya que al residir en Francia, necesitan hacer hincapié en él para conseguir hablarlo"

Lo que más nos ha gustado:
Nos gusta mucho cómo Irene ayda a María a leer el cuento. ¿O es al revés? Más bien es una colaboración perfecta. Nos gusta la insistencia de Irene al preguntar "¿Qué es un capullo?". Cuando un niño interrumpe el cuento para hacer una pregunta, cualquier enfoque relajado es bueno. Dependiendo del niño, del cuento y del momento, se puede optar por contestar en el momento o por hacer lo que hace María, que es continuar hasta el final y dejar la pregunta para lo último. Como vemos, los niños no se olvidan de la pregunta e imaginamos una interesante conversación sobre capullos justo a continuación de la grabación. "Mamá, ¿qué es un capullo?".

Nos gusta también que María e Irene estén leyendo el cuento genuinamente la una para la otra (y no para la grabadora). Es una grabación espontánea y natural que nos ha encantado y nos ha hecho trasladarnos a Toulouse con ellos. ¡Gracias!

Lectura de Ane y el lobo, de A. Olivera y M. Gaztelumendi, leído por Ane, de 4 años para todos nosotros

Quién: 
Ane, de 4 años, lee a su padre (y a nosotros) Ane y el lobo

Qué leyó: 
Ane y el lobo
Escrito por A. Olivera e ilustrado por M. Gaztelumendi, 1913
Editora Regional de Extremadura



Escucha y mira cómo lo cuenta Ane aquí: 


Presentación de los concursantes: 
"Me llamo Ana y soy la mamá de Ane, la niña de 4 años que cuenta el cuento. Hace tiempo que disfrutamos enormemente con tu blog y nos hace muchísima ilusión compartir con vosotros la lectura de un cuento muy especial para las dos. En realidad el cuento nació de la imaginación de Ane ya que está basado en su amigo invisible (un lobo) y en una historia que me contó un día de que su amigo invisible (que normalmente era bueno) la había atacado y le daba miedo.Parecía muy enfadada con él y pensé que había que buscar una solución para que pudiera perdonarlo y retomar su amistad. Decidí escribir un cuento sobre parte buena y mala que tenemos todos y sobre cómo superar los enfados y el miedo. El cuento propone acudir a la imaginación, a los libros o a cualquier otro recurso para vencer el miedo y acabar con los enfados. Si no funciona una solución buscaremos otra, pero no podemos quedarnos acorralados. Ane aportó muchos detalles al cuento, como la palabra "bromerías"  (hacer bromas y tonterías) o la palabra "revoltear" (dar vueltas y vueltas), etc.

[...] Aprovecho para felicitarte por tu estupendo blog y también por el de filosofía. Es un absoluto placer entrar en ambos. Mil gracias por acompañarnos en este viaje de lecturas compartidas."

Lo que más nos ha gustado:

Ésta es la única participación en la que aparece un papá. Eso nos ha gustado mucho. Todos esos padres que comparten y disfrutan de las lecturas con sus hijos están ridículamente subrepresentados en el mundo de los blogs, de crianza, de lectura, donde a veces parecería que todo el cotarro lo llevan las mamás, pero nosotros sabemos que no es así (en el caso de Lo leemos así ni mucho menos). Nos ha gustado mucho cómo Ane lee el cuento, cómo nos enseña las ilustraciones, cómo se olvida y cuando se acuerda se apresura a volver atrás, no vaya a ser que nos hayamos perdido nada. Nos ha encantado, en definitiva, cómo "lee" y comparte el cuento. No sabemos a qué se dedicará Ane de mayor, pero ya vemos que si alguna vez tiene hijos, desde luego que será una estupenda lectora de cuentos para ellos. Enhorabuena, Ane, por esta gran lectura. Lo hemos pasado muy bien viéndote y escuchando y mirando el cuento. 


Lectura/conversación de ¿Qué prefieres...? de John Burningham de Martina de 4 años a su hermana Ada de 8 años

















Quién: 
Martina, de 4 años, lee a su hermana Ada 

Qué leyeron: 
¿Qué prefieres...? escrito e ilustrado por John Burningham, 1978
Título original: Would you rather...
Edición en español: Kokinos, 1994


Traducción de Esther Rubio

Escucha el audio: 
Haz clic aquí.

Presentación de las concursantes:
Estas concursantes se olvidaron de enviar una presentación, así que, como las conozco (las únicos a las que conozco de todos los participantes), las presentaré yo. Ada es mi ahijada y éste libro se lo regalé cuando tenía creo que 3 años. Recuerdo que su madre me contó que tras la primera lectura, dijo encantada: "Mamá, este libro es un poco asqueroso, ¿no?". Ahora es su hermana pequeña, Martina, de 4 años, la que se lo "lee" a ella, que ya tiene 8.  

Lo que más nos gustó: 
La presentación de Martina: "El cuento se titula..." nos ha gustado mucho. Nos ha gustado cómo lo "lee" a partir de las imágenes, siendo bastante fiel al texto pero inventándose otras aportaciones y apreciaciones de la imagen. Nos ha requete encantado las exclamaciones de Martina cada vez que Ada responde lo que prefiere: "¡Ahh!, ¡eso es muy divertido!", "¡Ahh!, ¡qué buena idea!". "¡Vale! ¡Divertidísima!"

Nos ha gustado cuando le sopla su hermana Ada. La explosión de risa de la madre, Alicia, cuando Ada propone una de las opciones del libro: "beber un zumo de puré".

Nos encanta como Ada "corrige" a Martina en sus respuestas, sin interrumpirla cuando lee.

Nos requete encantan los ataques de risa.

Por último, estamos impresionados con que siguieran hasta el final, con una grabación total de más de 10 minutos!

Enhorabuena. Nos hemos reído mucho escuchando la grabación.



Es un tópico, sí, pero ¡qué increíblemente difícil ha sido elegir un sólo ganador!

Y el ganador es...

¡TACHAN, TACHÁN!

María Muñoz e Irene, de Toulouse (Francia), por su estupenda, desenfadada, natural y divertida lectura de La pequeña oruga glotona de Eric Carle.

¡Enhorabuena, familia! Recibiréis un correo personalizado comunicándoos que habéis ganado, con instrucciones sobre cómo hacerme llegar los dos títulos que elijáis de la siguiente lista de libros (también podéis elegir un libro en inglés si lo preferís, que encontaréis en wereaditlikethis.blogspot.com):

Un día diferente para el Señor Amos
Cuidado con la rana
Se venden gorras
Yo quiero mi gorro
El paseo de Rosalía
La noche de los piratas
El tigre que vino a tomar el té
Las aventuras de un pez fantasioso
Vamos a cazar un oso
Donde viven los monstruos
¿Qué prefieres...?
El pez rojo 
¡A bañarse!
 ¿A qué sabe la luna?


A todos los demás, muchísimas gracias por vuestra participación. Ha sido un lujo escucharos a todos.

Un abrazo y esperamos que os paséis por el blog de vez en cuando para ver qué nuevas reseñas vamos ofreciendo.

El equipo de Lo leemos así (Iain, Gustavo y Ellen).   

Cuando los Umpa Lumpa eran simples señores: The Guardian publica un capítulo inédito de Charlie y la fábrica de chocolate

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Hoy en el diario The Guardian, se publica un capítulo inédito de Charlie y la fábrica de chocolate, de Roald Dahl, parte de uno de los primeros borradores de la obra que realizó el autor. Como vemos, muchos detalles cambiaron en la versión final. Además de los nombres de los personajes, aquí era la madre la que acompañaba a Charlie a la fábrica y los Umpa Lumpas eran en esta versión simples señores. 
A continuación, una traducción de este "nuevo" capítulo para vuestro deleite. A mi hijo le ha encantado pensar en el proceso de escritura que lleva una novela y todos los cambios que puede haber entre borrador y borrador hasta la versión final 
La traducción es mía, hecha a prisa, pero suficientemente decente para disfrutarla. ¡Que la disfrutéis, pues!
La montaña de caramelo 

A los ocho niños que quedaban, con sus madres y padres, los llevaron de nuevo al larguísimo pasillo blanco. 
"¿Cómo estarán ahora Augustus Pottle y Miranda Grope?" preguntó Charlie Bucket a su madre.
"Pues habrán dejado de hacerse los gallitos, digo yo", contestó la señora Bucket. "Ven, dame la mano, cariño. Así. Agárrate fuerte y no te sueltes. Y ni se te ocurra tampoco hacer ninguna tontería en este lugar, ¿de acuerdo? No vaya a ser que te succione alguna de esas horribles tuberías o te ocurra algo incluso peor. ¿Quién sabe?"
El pequeño Charlie se agarró con más fuerza a la mano de la señora Bucket mientras avanzaban por el interminable pasillo. Pronto llegaron a una puerta, en la que había un cartel que decía: SALA DE CARAMELO DE VAINILLA 
"Aquí es donde fue  parar Augustus Pottle, ¿no?", dijo Charlie Bucket. 
"No", le aclaró el señor Wonka. "Augustus Pottle está en la Sala de Caramelo de Chocolate. Aquí lo que hay es vainilla. Entren. Entren todos y echen un vistazo."
Entraron en otra sala cavernosa y, una vez más, lo que vieron los deslumbró.  
En el centro de la sala había una montaña de verdad: una enorme montaña escarpada, tan alta como un edificio de cinco plantas. Toda ella estaba hecha de caramelo 
cremoso de vainilla, de color marrón claro. Por todos los lados de la montaña, cientos de hombres trabajaban duro con picos y taladros, extrayendo enormes pedazos de caramelo de la montaña. Algunos de ellos, los que estaban más arriba, en las zonas más peligrosas, llevaban arneses de seguridad. 
Según se iban soltando los enormes pedazos de caramelo, iban cayendo y rebotando montaña abajo hasta el suelo, donde unas grúas con cubos recogedores los agarraban y depositaban en vagones sin techo. Era una fila interminable de vagones (eran como los de ferrocarril, pero más pequeños) que se llevaban el caramelo a la otra punta de la sala y luego desaparecían por un agujero en la pared. 
"¡Es todo caramelo!" dijo el señor Wonka grandiosamente.
"¿Podemos escalar hasta la cima?" gritaron los niños, saltando de la emoción. 
"Sí, si tenéis cuidado," dijo el señor Wonka. "Subid por ese otro lado, donde no hay hombres trabajando. Así no os caerá encima ningún pedazo de caramelo."
Así que los niños lo pasaron de miedo subiendo corriendo hasta la cima de la montaña y volviendo a bajar a toda leche. Por todo el camino de subida y de bajada iban recogiendo trocitos de caramelo y zampándoselos. 
"Pues yo me voy a subir a uno de esos vagones", dijo un niño un tanto chulito, de nombre Wilbur Rice. 
"¡Y yo! ¡Y yo!" gritó otro niño que se llamaba Tommy Troutbeck.
"No, os lo ruego. ¡No hagáis eso!" dijo el señor Wonka. "Esos cacharros son peligrosos. Os podrían atropellar."
"Mejor no, Wilbur, cariño," dijo la señora Rice (la madre de Wilbur). 
"Tú tampoco lo hagas, Tommy," le dijo a Tommy su madre, la señora Troutbeck. "Este señor dice que es peligroso."
"¡Paparruchas!" gritó Tommy Troutbeck. "¡Paparruchas!"
"¡El viejo Wonka éste está como una cabra!" dijo Wilbur Rice, y los dos niños avanzaron corriendo y se subieron de un salto a uno de los vagones en movimiento. Se encaramaron hasta arriba y se sentaron encima de la carga de caramelo.
"¡Eeeeh! ¡Miradnos!" gritó Wilbur Rice.
"Próxima parada: ¡Chicago! cantó Tommy Troutbeck, moviendo los brazos.
"En eso se equivoca," dijo el señor Wonka en voz baja. "La próxima parada, desde luego que no es Chicago."
"¡Qué chico, nuestro Wilbur!", dijo el señor Rice (el padre de Wilbur) orgulloso. "Siempre con sus trastadas."
"¡Wilbur!" gritó la señora Rice, mientras el vagón cruzaba disparado la habitación. "¡Bájate ahora mismo"¿Me oyes?"
"¡Tú también, Tommy!" gritó la señora Troutbeck. "Vamos, ¡abajo! ¡Quién sabe a donde se dirige ese cacharro!"
"¡Wilbur!"´gritó la señora Rice. "¿Te quieres bajar de... ese.. ¡Dios mío! ¡Ha atravesado un agujero en la pared!"
"No digáis que no se lo advertí," declaró el señor Wonka. "Sus hijos no son particularmente obedientes, ¿verdad que no?"
"¿Pero adonde se ha ido?" dijeron ambas madres al unísono. ¿Qué es lo que hay al otro lado de ese agujero?"
"Ese agujero", explicó el señor Wonka, "lleva directamente a lo que nosotros llamamos la Sala de moler y de cortar. Dentro de esa sala, los vagones descargan el caramelo en bruto en la boca de una enorme máquina. Esta máquina se encarga de machacar el caramelo y molerlo hasta que se queda perfectamente suave y fino. Después, descienden un centenar de cuchillas que hacen ¡zas! ¡zas! ¡zas! y lo cortan en perfectos cuadraditos, listos para su venta en tiendas."
"¡Cómo se atreve"" chilló la señora Rice. "Me niego a permitir que a nuestro Wilbur le troceen en cuadraditos perfectos."
"¡Lo mismo digo de Tommy!, gritó la señora Troutbeck. "¡Ningún hijo mío va a acabar en el escaparate de una tienda en forma de caramelo de vainilla! ¡Ya llevamos demasiado dinero invertido en su educación como para echarlo todo a perder!"
"Desde luego," dijo el señor Troutbeck. "¡No trajimos aquí a Tommy para que alimentara usted a su asquerosa máquina de caramelo! ¡Vinimos aquí para que su máquina de caramelo lo alimentara a él! Se ha confundido usted un poco, ¿no?, señor Wonka? ¿No es al revés? ¿Eh? ¿Eh?" 
"Desde luego!" dijo la señora Troutbeck.
"Bueno, bueno," murmuró el señor Willy Wonka tratando de calmar los ánimos. "Bueno, bueno, cálmense todos, por favor. Si los cuatro progenitores afectados acompañan a mi ayudante, éste les conducirá directamente a la sala donde le esperan sus hijos. Verán, tenemos un gran colador de alambre especialmente diseñado para atrapar a los niños antes de que caigan a la máquina. Siempre funciona. Al menos hasta ahora ha funcionado siempre."
"No sé, no sé... ," dijo la señora Troutbeck. 
"Yo tampoco," dijo la señora Rice.
Y en lo alto de la montaña, uno de los trabajadores alzó la voz y cantó:
"Ocho niñitos, ocho, encantadores como veis. Pero dos dijeron "paparruchas" y se quedaron solo en seis." 
• "Fudge Mountain" ("Montaña de caramelo") es un capítulo inédito de Charlie y la fábrica de chocolate de Roald Dahl; ©1964. Impreso hoy 30 de agosto, 2014, en The Guardian.
• El Roald Dahl Museum and Story Centre en Great Missenden, donde Roald Dahl vivió y trabajó alberga manuscritos y muchos otros tesoros de su archivo.

Las ventanas de Sendak

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Ayer la SCBWI (Society of Children's Book Writers and Illustrators) me había invitado a dar una charla sobre Sendak. 

Con el aforo completo (fuimos unas 25 personas), el modelo "llevar libros, leerlos y comentarlos", se tuvo que descartar, por lo que preparé una pequeña presentación, cuyas notas reproduzco aquí para los que no estuvieron y quisieron estar (que alguno hubo). Son notas hechas para mí misma, sin referencias (las incluiré en los próximos días). 



"Me llamo Ellen Duthie, como supongo que sabéis. Soy escritora y soy traductora, de, entre otras cosas, Maurice Sendak –este año 2014, aunque la fecha exacta está en el aire, saldrá con Kalandraka mi traducción de Outside Over There con el título de Al otro lado. Escribo demasiados blogs –uno de literatura infantil, centrado especialmente en la lectura en voz alta y varios de filosofía para niños –también soy profesora y escritora de filosofía para niños.

Cuando me invitaron hace unos meses pregunté "¿Qué tipo de cosa queréis?""Nada demasiado formal", fue la respuesta. "Simplemente ven y transmítenos tu pasión por Sendak." 


Yo sé que podría haber venido y sacado muchos libros maravillosos y nos podríamos haber sentado aquí a leerlos y a decir lo maravillosos que son muchos de ellos. Y haber repetido durante dos horas SENDAK ES MARAVILLOSO, SENDAK ES MARAVILLOSO, SENDAK ES MARAVILLOSO.

Pero he pensado que además de reunirnos y disfrutar de lo que maravilloso que es Sendak, voy a aprovechar para contaros alguna cosa más también. Lo que voy a hacer es hablaros de algunos elementos en los que Sendak me ha estado haciendo pensar desde hace un par de años. Cada vez que lo leo, cada vez que leo algo sobre él, cada vez que veo algún documental o entrevista a Sendak, me encuentro pensando en una serie de elementos recurrentes.

¡Ventanas!
Empecemos por las ventanas. Sendak tiene muchas  ventanas. Tiene ventanas físicas, muchas:

Aquí vemos a la perrita protagonista de Dídola pídola pon (Higglety Pigglety Pop). Mira por la ventana y piensa que "la vida debe ofrecer algo más que tenerlo todo". Tiene claro que ese algo más está al otro lado de la ventana y no a éste. Aquí la ventana sirve de frontera entre lo conocido,  rutinario y desesperadamente complaciente y la esperanza de algo mejor, más entretenido, que haga que la vida de la perrita cobre sentido.  

También en Dídola pídola pon, pero más tarde, otra ventana de una casa ajena se convierte en el espacio por el que desaparece “todo”. La perrita ya no lo tiene todo. El bebé de la maleta se encarga de asegurarse de eso.  


En esta otra ventana, que no pertenece a ningún libro, sino a un póster que realizó para una campaña de acción contra el hambre, el bebé junto a la ventana es sólido. Los girasoles entran con fuerza por la ventana, que aquí sirve para inyectar vida al interior. 



Este bebé en esta otra ventana, en cambio parece algo menos sólido. Es La princesa ligera, de George MacDonald. Y aquí la ventana nos separa la cotinaniedad bien anclada del interior y la fantasía ingrávida del exterior. 

Tiene también ventanas mágicas. En I want to paint my bathroom blue de Ruth Krauss, las ventanas van flotando con el protagonista, acompañándole. 



En Kenny's Window (el primero libro que Sendak escribió e ilustró), la ventana sirve de frontera entre lo familiar de la realidad del dormitorio del niño y el mundo real pero desconocido más allá de la ventana:


Pero también sirve de frontera entre la realidad del dormitorio y la fantasía dentro de sí mismo:



En el libro, Kenny tiene un sueño y en el sueño se topa con un gallo de cuatro patas que le hace 7 preguntas. Una de ellas es ésta: ¿Qué mira hacia adentro y qué mira hacia afuera? “Una ventana”, es la respuesta.



Y efectivamente, la ventana no siempre es algo que te puede transportar al exterior. También te puede transportar a un horizonte interior: 

Las ventanas son también protectoras frente al mundo desconocido.
Uno de los soldados de plomo de Kenny comenta pensativo, mientras se plantean si escaparse de la casa o no: "Eso es el mundo y tiene miles de kilómetros de longitud. Nos perderíamos."



Y también es una medida del mundo que deseas o con el que te contentas. Del mundo que ves y del mundo que no ves, de tu horizonte. 

Otra escena de Kenny's Window: "En una casa al otro lado de la calle, se abrió una ventana y se asomó un hombre con un bebé en brazos. “Mira”, dijo el hombre, señalando con el dedo, “mira qué bonitos los copos de nieve”. Pero el bebé se rió y apretó su dedo en la boca del hombre. Y el hombre besó sus deditos. “Mira por la ventana”, gritó, “fuera de la ventana”. Pero el bebé solo veía la cara del hombre."


Y aquí de nuevo, la ventana como frontera entre la realidad y la fantasía y ese fantástico gallo de cuatro patas:





En Outside Over There, la salida de Aida por una ventana supone su salida de la realidad de su casa a una realidad de sueño/pesadilla donde habitan los duendes.







En Outside Over There, de hecho la ventana es una metáfora que no es puntual. Lo abarca todo. De hecho Sendak llamaba al otro lado de la ventana “Outside Over There”, el otro lado que se mira, pero no necesariamente se toca, lo que hay allá afuera. Lo que impone respeto. El mundo de fantasía, sí, pero también el mundo real, con todos los miedos que puede suscitar. En una entrevista, al referirse a la publicación del libro del que hemos estado viendo imágenes antes, Kenny’s Window, se refiere a ello como “la primera vez que se atrevió a salir a “Outside Over There”. Pero leeremos y hablaremos de Outside Over There dentro de un rato. Volvamos a las ventanas.  

En Sendak la ventana es una frontera –muy permeable a veces- entre la realidad y la fantasía. Es un símbolo de dentro y fuera, de seguridad e incertidumbre, pero también de lo perpetuante y de lo transformativo.  Afuera hay riesgo, pero también “el único camino”, de alguna forma, si es que se quiere “salir vivo” metafóricamente de la vida y de la niñez. El “único camino” para afrontar la realidad que se vive y conseguir transformarse para seguir sobreviviendo.

Pero a mí me interesa también y especialmente la ventana literal de Sendak: la de su casa de Brooklyn. Me interesa porque nos lleva a los orígenes de Sendak como ilustrador y como autor de literatura  y creo que nos da una serie de claves para leer su obra y acercarnos a las razones por las que es tan maravilloso.

Una de las ventanas de su casa daba a unas vistas bonitas y pintorescas. Nos sitúa en Brooklyn, pero quizás no nos dice muchísimo más. 

Pero lo que era verdaderamente interesante era lo que pasaba en la otra ventana:  

¿Qué estaba pasando aquí? ¿Qué hace la niña? Apetece saber más, ¿no? Apetece quedarse a mirar un rato. 

La mirada de Sendak.   
Y eso es justo lo que hizo Sendak. Se quedó a mirar. Y miró y miró, dibujó y dibujó y escuchó y escuchó, anotando con prisa y con ansia todas las estupendas frases que salían por la boca de los chicos del barrio que jugaban debajo de su ventana. Sendak fue un niño debilucho y a menudo enfermo, y tanto de niño, como de adolescente y de joven veinteañero, se pasaba horas y horas mirando por la ventana, observando, escuchando, dibujando lo que veía, apuntando lo que oía.

Y esto es una educación literaria como pocas, la observación de este tipo. Sendak aprendió a mirar con intención literaria (aun antes de saberlo, quizás) y entrenó esa mirada. Aprendió a entresacar la ficción de la realidad. Desarrollo una mirada y un oído de autor. 

Esto es lo que me interesa a mí. La ventana como punto de observación. Como punto de aprendizaje para observar la realidad. De aprendizaje de la mirada literaria. Simplemente seleccionar qué dibujar y qué apuntar ya es un acto literario, en alguna medida, o puede ser la base para ello. Seleccionar lo relatable de la vida para que cuando se relate en ficción, parezca la vida misma.

Todos los cuadernos llenos de bocetos que hizo asomado a la ventana fueron fundamentales para su obra como ilustrador, años después, desde varios puntos de vista.

Una de las colaboraciones más interesantes de sus inicios fue su colaboración con Ruth Krauss, que llegó cuando su editora Ursula Nordstrom echó un vistazo precisamente a varios de estos cuadernos con bocetos hechos desde la ventana. Me encantan estos “small people”, dijo y creo que tengo un proyecto en el que encajarían a la perfección. Ruth Krauss le había llevado poco antes un texto que consistía en definiciones reales que había recopilado de niños de 4 y 5 años. Cuando Ruth Krauss vio los dibujitos de estas personitas de Sendak, fue un flechazo inmediato, y así surgió A Hole is to Dig, (Un agujero es para cavarlo).

[LECTURA DE EXTRACTOS DE A HOLE IS TO DIG]



El puré de patata es para repartir a todo el mundo suficiente.

La cara es para poner caras.
Una cara es lo que se tiene por delante de la cabeza.

Los perros son para dar besos a las personas.



Las manos son para darlas.
La mano es para levantarla para que te toque.
Un agujero es para cavarlo.



El suelo es para hacer un jardín.
La hierba es para cortarla.
La hierba es para tenerla en el suelo con suciedad debajo y tréboles dentro.
A lo mejor se podría guardar cosas en un agujero.



Una fiesta es para decir hola qué tal y darse la mano.
Una fiesta es para hacer felices a los niños pequeños.



Los brazos son para abrazar.
Los dedos del pie son para moverlos.
Las orejas son para moverlas.





El barro es para saltar y resbalarse y cantar yujuyujuyuuuuu. Yujuyujuyuuuu.

Los dedos del pie son para bailar.
Las cejas son para ir encima de los ojos.




Un libro es para leerlo.

Ruth Krauss pertenecía a lo que se llamó la escuela del Here and Now (aquí y ahora). Esta escuela salió de la Bureau of Educational Experiments -Oficina de Experimentos Educativos- (que luego pasó a llamarse Bank Street College of Education, que sigue existiendo ahora). La fundó una mujer llamada Lucy Sprague Mitchell con un pequeño equipo con la intención de, partiendo de las ideas del filósofo de la educación John Dewey y otras corrientes afines, desarrollar un nuevo tipo de sistema educativo centrado no en lo que debe ser o debe convertirse el niño, sino en estudiar cómo es, a qué estímulos responde y qué le interesa o atrae para, a partir de allí, desarrollar material educativo y crear el clima adecuado para el aprendizaje.

Uno de los ámbitos en los que más se centró esta Oficina de Experimentos Educativos fue en la literatura disponible para niños en aquel momento y la falta de literatura “centrada en el niño”. En 1921, Mitchell publicó un libro The Here and Now Story Book en el que, basándose en observaciones prolongadas en el tiempo y sistematizadas del comportamiento de los niños y de su uso del lenguaje y su relación con el lenguaje a distintas edades, hizo un libro con un prólogo-manifiesto con breves historias, divididas por rangos de edad, con las características de cercanía a la vida psicológica, lingüística y cognitiva de los niños a cada edad. En todos los casos, la idea era, para simplificar, partir de la experiencia directa de los niños para, a partir de allí, construir fantasía si se desea, pero siempre arraigada en algo que los niños pueden comprender y atender con naturalidad.

Las historias que contiene el libro no son gran literatura, -ni pretenden serlo- pero sí pretenden marcar un camino de lo que la literatura debe al menos tener en cuenta, cuando hablamos de edades de entre los 2 y los 7-8 años.

Aunque causó gran revuelo cuando se publicó, al entenderse que se rechazaban de plano los cuentos tradicionales y se proponía limitar la literatura infantil de forma innecesaria, sí que dio lugar al surgimento de una literatura más centrada en el niño, que reivindicaba lo cercano al niño frente a lo remoto.

Mitchell creó incluso un Laboratorio de Escritores, un taller que reunía a escritores profesionales y estudiantes, entre cuyos primeros miembros estaban Ruth Krauss y Margaret Wise Brown.

En general, al principio esta diferencia entre lo cercano y lo remoto se malentendió y se caricaturizó un tanto. Pero con el tiempo se llegó a entender que la diferencia no era entre lo tangible y la fantasía. De hecho, la fantasía tenía mucha cabida en a tradición del "aquí y ahora. Simplemente reivindicaba una fantasía que partiera del niño como centro.

Y esta fantasía que partiera del niño como centro, Sendak lo hace magníficamente bien.

Su colaboración con Ruth Krauss es interesante y muy influyente en su posterior desarrollo como escritor e ilustrador. Es interesante porque en la colaboración entre los dos se juntaron una serie de elementos que venían de lugares y de intencionalidades distintas en cierto sentido, pero que coincidían con mucha chispa, en parte porque a los dos les interesaba genuinamente la observación y a los dos se les daba muy bien extraer ficción de la observación.

Pero donde Sendak, en mi opinión, lleva la tradición del “here and now” a otro nivel y lo eleva al “all the time and everywhere”, es en El letrero secreto de Rosie, basado en una niña en particular, llamada Rosie en la vida real, a la que observó durante cuadernos y cuadernos durante un periodo de un par de años. 






[LECTURA DE EL LETRERO SECRETO DE ROSIE]

Inglés: 


Español: Esta grabación es de una traducción apresurada y mía. (No teníamos a mano la traducción de Eduardo Lago que publicó Alfaguara en su día y teníamos prisa por tener una versión traducida para leerla en una sesión de Filosofía a la de tres sobre aburrimiento y diversión).  En la charla, Inés me trajo amablemente un ejemplar de la biblioteca y leí de ahí. 


Cito a Sendak hablando de Rosie: Yo tenía veinte años, ella 10. Estaba sin empleo y con unas ganas bastante desesperadas de irme a vivir solo ya. Rosie me ocupó tanto la mano como la cabeza durante ese tiempo tan insufriblemente largo, y llenó mis cuadernos con ideas que más tarde pasarían a entrar de un modo u otro en cada uno de mis libros.

Rosie era una niña feroz que me impresionó con su capacidad de imaginarse como cualquier cosa y cualquier persona que quisiera. Luego cogía sus fantasias y –literalmente- forzaba a sus amigos, menos mandones, menos interesados, a participar en ellas. Y la tremenda energía que ella invertía en estos juegos y ensoñaciones activaba y activa mi propia creatividad.

Estos primeros bocetos inseguros, imprecisos están repletos de una vitalidad feliz que no encontraba en ningún otro lugar en mi vida en aquel momento. Juntos, los bocetos suman una imagen del niño sobre el que se modelarían todos mis personajes futures. Me encantaba Rosie. ¡Qué bien se le daba sobrevivir cada día!

Y Rosie era el hilo viviente, el vínculo entre yo en mi ventana y el “allá afuera” (outside over there). Un día por fin, salí allá afuera. Me vestí de Rosie y escribí mi propio libro.” 

Resulta que el juego ficcional infantil es contagioso para algunos creadores de ficción adultos. Esto me gusta mucho.

Observando desde su ventana, Sendak también aprendió mucho sobre el juego infantil. Y sobre la relación entre el juego ficcional infantil y la construcción de la ficción literaria en cuanto a la relación entre distintos niveles de realidad. 

Él observa a los niños jugando sin sensación de ser observados. La ficción en el juego de los niños. ¿Vale que tu eras? ¿Vale que yo era? Sí, pero también directamente “yo soy” y “esto pasó de verdad”, sin necesidad de explicación posterior de que es una fabricación, una invención. La ficción en el juego infantil no se separa de la realidad. Se funde con ella. Al niño por lo general, no le interesa desvelar “la verdad”, o no le importa mucho necesariamente. La verdad puede estropear el flujo del juego, irrumpir como un elefante en una cacharrería, desinflar el globo, o simplemente ser absolutamente poco interesante y nada relevante. La verdad. ¿Y qué?

Me interesan las ventanas de Sendak, la ficción y el juego y la relación entre ambos. La observación con fines literarios. Lo poco que se hace esto en la literatura infantil. No es que Sendak observara necesariamente pensando en una creación literaria concreta. Probablemente no era muy consciente de para qué lo hacía, en un sentido funcional. El caso es que le interesaba genuinamente. Es más una mirada literaria, una actitud, que una estrategia literaria. Claro que la mirada literaria se puede entrenar. Pero creo que solo si existe un verdadero interés. 

Pienso también en la representación de la infancia de Sendak, en el lugar desde el que narra la infancia y me llama poderosamente la atención cómo Sendak cuenta las cosas desde la cercanía de los niños, desde la realidad de los niños para luego extrapolarla a donde sea.

Una de las cosas que me interesan a mí de Sendak es que en él la realidad y la fantasía nunca son dos realidades del todo separadas. La frontera entre las dos es del todo permeable. Se tocan, se entrelazan hasta un punto en el que a veces es difícil distinguir una cosa de la otra, pero no es tanto que no se pueda distinguir es que no importa distinguirlas. Como cuando juegan los niños. Esto me gusta. 

Yo creo que a menudo la literatura infantil que retrata el juego ficcional entre niños o el juego ficcional sin más a menudo peca de proponer como la “sorpresa” la desvelación de la realidad. ¡Era mentira! ¡Era otra cosa! ¡No era lo que creíamos! Pero muchas veces el niño prefiere que le sigamos contando la historia o que él pueda seguir contándosela en la cabeza. La verdad en ese sentido está sobrevalorada, incluso en la ficción dentro de la ficción.

Por último os leeré una estupenda anécdota que relata Sendak en el discurso Descent into Limbo (Bajando al Limbo) pronunciado en el 2003 May Hill Arbuthnot Honor Lecture (minuto 56:34 hasta 1:03:29)  
Allá vamos: 
"Estoy obsesionado con la niñez y no valgo para nada más. Quiero contar unas anécdotas sobre niños que dotaron de color para siempre a mi visión sobre la naturaleza humana."
"Esta es una historia sobre Rosie. Rosie era una niña de Brooklyn, que se volvió prototípica. Todos los personajes que yo he hecho son ella. [...] Era el año 1943. Estudié a Rosie durante un año más o menos, del 43 al 44. Durante la Guerra, mi hermano estaba desaparecido en las Filipinas. Eran los días más oscuros del Holocausto. Y la única forma que yo lograba sobrevivir era cogiendo una silla, colocándola al lado de la ventana y poniéndome a observar a Rosie, que estaba justo en frente de mí... y actuaba en la calle. Parecía completamente ignorante de mi presencia, lo cual era perfecto. Y bajaba todos los días, toda vestida, con un gigantesco sombrero amarillo y una enorme pluma y una especie de chal, mantón o bufanda deshilachada. Llevaba un largo vestido rojo, del que le asomaban los pies. Y yo simplemente la observaba. 
Rellené entre 14 y 20 cuadernos de dibujo grandes: qué decía Rosie, qué hacía Rosie, qué aspecto tenía, todos los demás niños de la calle y qué pasaba entre ellos. Mucho sí que lo usé más tarde. En fin. Este incidente en concreto ocurrió un día de mucho calor. 
Su cometido -y ella era plenamente consciente de ello-, era hacer que el espectáculo fluyera, porque el resto del grupo era una panda de niños torpones y moribundos que la adoraban y odiaban a partes iguales. Porque sabían que ella tenía ese algo y cuando se lo daba, una historia imaginaria o lo que fuera, la adoraban. Si fracasaba, la odiaban. ... Y ella se tomaba muy en serio su cometido. Y la experiencia de ver cómo arrancaba, cómo ponía en marcha el motor... 
Este día hacía mucho calor, era junio, y los niños estaban allí en los escalones y ella estaba allí con su hermano, Pudgy, que era mucho más joven que ella y era su saco de boxeo  personal y su mejor amigo. Sentada, después de un largo silencio (no podía tardar ya en comenzar...), dijo: "¿Os habéis enterado de quién ha muerto?" Claro, todo el mundo alzó la vista. La mejor frase del mundo. Yo también alcé la vista. A pesar de lo bien que la conocía, siempre volvía a caer. La miraron y preguntaron: "¿Quién?". Dijo ella: "La abuela, se murió mi abuela. Al alba. Y Pudgy la empuja y le dice: "La abuela..:" y le dice ella "Cállate". Y él sabía bien cuál era su lugar. 
Y esto es lo que pasó. Estaba lleno de detalles que yo reconocía y era tan lista como artista que había pensado en miles de detallitos para enriquecer la historia y hacer real esta fantasía absolutamente loca. La vi contarlo todo desde la ventana. Yo vivía en un bloque de cuatro casas y Rosie vivía en frente, en un bloque de una sola casa. Y en el piso de arriba, en la parte del ático, vivía su abuela. Era una mujer muy corpulenta, muy tosca. Y lo que hacía, y lo que hacía también mi madre y otras mujeres, era colgar los almohadones por la ventana y luego con una cosa de paja los sacudían y golpeaban y el polvo salía volando por todas partes. Lo hacía todo el mundo. Lo que pasó aquel día, al alba, es que Rosie oyó los golpes y se preguntó por qué lo estaría haciendo tan temprano su abuela, y su dormitorio y el dormitorio de Pudgy estaban justo debajo del apartamento del ático, y oyó unos crujidos y unos lamentos y unos jadeos y la enorme mujer se cayó. Oyó un estruendoso golpe. Y Pudgy se despertó y le dijo: "¿Qué crees que...?" y Rosie le dijo: "Shhhh. No despiertes a Mamá y a Papa. Se pondrán nerviosos". 
Así que ella sola subió las escaleras y allí estaba la abuela, respirando a duras penas, muriéndose. Y Rosie, que sabía lo que hacer porque había visto todas aquellas películas de Irene Dunne y Bette Davis, saltó encima de su abuela y le empezó a golpear el pecho y cuando la cosa no pintaba demasiado bien, o, mejor dicho, su abuela no pintaba demasiado bien, se acerco y le dio el gran beso de la vida. Lo tuvo que hacer tres veces. En vano. La abuela había muerto. Rosie hizo callar a Pudgy. Se acercó al teléfono. Y llamó al lugar donde van los muertos. Y el lugar donde van los muertos llegó y lo primero que hicieron fue ponerle un pollo en el dedo gordo del pie, para que la pudieran identificar en el sitio de los muertos. Y se la llevaron. 
(Y los niños preguntaron: "¿Y nadie lo oyó? ¿Nadie...?""Nadie lo oyó. No quería que mis padres se disgustaran"). Y el coche de las personas del lugar a donde van los muertos llegó y se la estaban llevando y... ya llegando al final de la historia... 
Tenéis que imaginaros a estos niños, estaban enganchados, como lo estaba también yo... ... de repente aparece la Abuela subiendo calle arriba. Con dos bolsas de la compra grandes, enormes, con zapatillas de casa, y balanceándose de un lado para otro al andar. Era una mujer que daba miedo. Daba mucho miedo. Hablaba solo en italiano y parecía siempre que estaba maldiciendo todo lo que había en el mundo. Y cuando llegó a los escalones, miró a todos los niños con ojos de muy pocos amigos y los niños se separaron como el Mar Rojo, así. Y subió los escalones, le echó una mirada mortal a Rosie e hizo algo con sus dientes y con el pulgar, como si estuviera diciendo, "cuando subas, te voy a matar!", o así lo interpreté yo. 
Cierra la puerta de un golpe, sigue subiendo las escaleras y todos los niños vuelven a formar el corro. Entonces uno de ellos le ruega: "Rosie, cuéntanos cómo se murió tu abuela". 
[Para los que preguntaron ayer si alguna vez se reecontró con Rosie, la anécdota que cuenta acto seguido es una historia, contada con no menos gracia, sobre cómo, años después, encontró a la verdadera Rosie, ya una señora, (Descent into Limbo min 1:03:30 hasta 1:11:03). Realmente merece la pena escucharla también. ]

La aparición de la abuela rompe la magia de lo que está contando. Lo revela como mentira. Pero la ficción es más poderosa, por interesante, que la realidad y “no hay nunca que dejar que la realidad estropee una buena historia”.

Yo en general encuentro que en la literatura infantil hay poca representación del juego infantil (lo cual me sorprende). Está limitado a representaciones de juegos de bebés, pero hay muy poca representación de juego imaginativo de niños un poco más mayores. ¿Por qué? ¡Si no hacen otra cosa!

“Los niños, dijo Sendak en una entrevista a Virginia de Haviland, viven a un mismo tiempo en la fantasía y en la realidad. Tienen un sentido natural de la lógica de lo ilógico y se mueven con facilidad de un ámbito a otro. La fantasia es el núcleo de todas la escritura para niños, como lo es de la escritura de cualquier libro, de cualquier acto creativo, quizás del acto de vivir.”.

Acabamos con la lectura de Outside Over There (y, en primicia, la traducción al castellano, Al otro lado]

Os la dejo en inglés, (en español, ¡habrá que esperar a que se publique!).



En los próximos días actualizaré este post con referencias, y las pocas pero jugosas preguntas que se hicieron al final. Pero de momento ¡aquí va!

Yo lo disfruté mucho. Gracias a todos por venir.


Notas, reseñas y lecturas en voz alta de libros de Maurice Sendak en Lo leemos así:





Donde viven los caballos salvajes: "esconde los ojos" (sobre el origen de Donde viven los monstruos)


¡Feliz cumpleaños, Donde viven los monstruos!


Lectura especial navideña de La cocina de noche


Melodías sobre papel: notas "ilustradas" sobre el ensayo de Sendak "The Shape of Music"



(c) de las ilustraciones, herederos de Maurice Sendak. 
(c) del texto, Ellen Duthie. Puedes copiarlo o reproducirlo, pero sé buena gente y cita la fuente (autora y blog). 

¿Sales a jugar?: ¡Undostresesconditeinglés!

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¿Sales a jugar? Texto e ilustraciones de María Pascual.
Narval, 2015.

















A lo largo de las páginas de ¿Sales a jugar? once niños y niñas, un perro y un gato juegan a seis juegos tradicionales, -el escondite inglés, el pañuelo, el sogatira, el balón prisionero, policías y ladrones y el churro-va- de los que, quizás con distintos nombres y variaciones, pueden rastrearse versiones en prácticamente todos los rincones del mundo. Todos los personajes están unidos en el juego, pero cada uno tiene su propia trayectoria también. Lo lees una vez. Y luego quieres volver y volver y volver a leerlo desde el principio, fijándote cada vez en un personaje distinto y en detalles diferentes. 

El texto

Las imágenes funcionan poderosa y perfectamente sin texto, pero en este caso, Pascual ha dado con una fórmula para incluir texto de forma que aporta y no resta a unas imágenes tan potentes que hubiera sido realmente fácil desvirtuarlas con un texto entrometido o superfluo. Pascual usa el texto únicamente como introducción a cada juego y luego calla para que leamos las imágenes a gusto. La introducción a cada juego no son unas instrucciones al uso, ni una explicación de cómo se juega sin más. Más bien se centra en dar claves para disfrutar y entrar de lleno en el espíritu de cada juego, dando opciones y propuestas para distintas personalidades y rebuscando y evocando la experiencia subjetiva y emocional del juego. 
    
Por ejemplo, en el escondite inglés nos habla de estilos: de los que prefieren decir "¡Uuuuuuun doooooos, treeees, esconditeeee ingléeeees!, frente a los defensores del estilo ultrarrápido de "¡Undostresesconditeinglés!". En el pañuelo nos habla del hormigueo previo a que se anuncie el número, de la sensación de responsabilidad del que atrapa el pañuelo, del temor al fracaso. En el sogatira, nos habla de la importancia del equilibrio de fuerzas y de la posibilidad de que, a veces, la risa esté por encima de las reglas. En el balón prisionero, nos habla del arte del despiste y del amago, y de una posible abducción por extraterrestres, en policías y ladrones nos habla de táctica y de elegir bien a los miembros de tu equipo y del riesgo de que se olvide a alguno de los ladrones en su escondrijo, si éste es demasiado excelente y alejado. Por último, en el churro-va nos enumera una serie de posibles estratagemas y recursos, algunos más crueles que otros, para sobrevivir con dignidad antes de inevitablemente acabar tirados por el suelo.  

Astutamente, Pascual refresca a los adultos la memoria (¿cómo se jugaba a eso?), mientras que da a los niños y niñas lectores algunas claves que, junto con las imágenes, permiten comprender las reglas de juego y el espíritu y lo que verdaderamente importa en cada juego y, en el caso de que ya los conozcan y hayan jugado con anterioridad, a pensar en su propia relación con el juego en general, con otros jugadores y con cada juego en particular. 

Mediante un extraordinario trabajo de desarrollo de personajes, ¿Sales a jugar? ofrece también a los lectores amplias oportunidades de identificación, reconocimiento, indignación y admiración -de observación y reacción al fin y al cabo- que garantizan la implicación de los lectores y lectoras, tanto pequeños como grandes.      


Las ilustraciones

Pero el festín de ¿Sales a jugar? es por encima de todo, un festín visual. Con una técnica mixta sobre tablitas de madera, los dibujos a lápiz con gouache de María Pascual cobran textura y vida con el collage -la ropa de los niños, la pelota y otros detalles son trozos de tela que incluso impreso sobre papel se dejan casi sentir.  
Una escena de El escondite inglés. El tramposo, el que va primero, ha tirado
a la penúltima niña al suelo. Mientras, otro chico juega a saltar como un conejo 
y el pequeño, distraído y demasiado pequeño quizás para entender del todo, 
se mete el dedo en la nariz. 
Una escena de El balón prisionero. En esta ocasión al actor le apetece
hacer de mono. El pequeño sigue distraído. 



Y el momento inmediatamente posterior a la escena anterior.
¿Habrá sido queriendo? Hasta el mono se asusta.
¿Habrá venganza? 

Escena de El churro-va. Aquí tiene todo el sentido jugar a ser rana.





































Compartir el libro en voz alta
El texto no es un texto que necesariamente tenga que leerse en voz alta cada vez que se lea el libro. También dependerá de la edad de los niños con los que se lee. Como hemos dicho al inicio, las imágenes se sostienen potentemente por si solas. Con los más pequeños bastará con leer las imágenes. Con los más mayores se puede leer y disfrutar también el texto. 

A mi hijo de seis años le divierte el texto y ha pedido que se lo lea íntegro todas las veces que lo hemos leído, pero le encanta especialmente leer todo el libro fijándose en un personaje solamente y luego volver al principio y leerlo de nuevo fijándose en otro... así se puede llevar un buen rato. 

Mientras, hay mucho que comentar, y que hablar. ¿Tú jugabas a esto de pequeña, Mamá? A casi todos, sí. ¿A cuáles juegas tú en el patio del colegio? ¿A cuáles te gustaría jugar? De momento, ha llevado ya un juego nuevo a su patio. La semana que viene dice que elegirá otro. 

Qué nos gusta especialmente de ¿Sales a jugar? 

¿Sales a jugar? es un libro repleto de acción y de movimiento. Este movimiento produce ese tipo de melodía sobre papel de la que hablaba Sendak que es tan gozosa de encontrar. Realmente el ritmo de las imágenes es uno de los grandísimos logros de este ¿Sales a jugar? y el motivo por el que resulta tan contagioso. Cuando lo lees apetece muchísimo jugar y a nosotros nos encantan los libros que mueven a la acción. 

Por otra parte, el juego es algo que se representa poco en los álbumes ilustrados (al menos a partir de cierta edad -se diría que sólo los bebés juegan-). Este libro es una compensación por toda esa escasez. Una celebración por todo lo alto del juego y sobre todo, del juego en la calle. También es una fantástica reivindicación del juego no supervisado por adultos, esa experiencia tan difícil de regalar en las calles y parques de las ciudades de hoy. Pero al mismo tiempo, los adultos están bien presentes, como transmisores generosos pero no entrometidos de estos juegos tradicionales. 

¿Sales a jugar? ¡Tomemos la calle!" 

Ponencia en el XI Encuentro de Animadores a la Lectura de Arenas de San Pedro

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El pasado sábado 6 de junio, tuve el honor de dar una ponencia en el XI Encuentro de Animadores a la Lectura en Arenas de San Pedro (Ávila) organizada por la Asociación Cultural Pizpirigaña.

Mi ponencia se tituló "Al otro lado de la ventana" [de Sendak]. Hablé de Al otro lado, concretamente de la experiencia de lectura compartida de este libro, de las muy variadas inspiraciones mencionadas expresamente por Sendak, de las influencias visuales y de la presencia de la música en el libro.

También leímos y hablamos de los otros dos libros (Donde viven los monstruos y La cocina de noche) que forman parte de lo que Sendak consideró una trilogía sobre cómo los “cómo controlan los niños diversos sentimientos: el peligro, el aburrimiento, el miedo, la frustración, los celos) y logran entender las realidades de sus vidas”. 

Me pregunté si esta trilogía realmente podía llamarse así. Mi propuesta, los agrupemos como los agrupemos (trilogía, trío o lo que sea), es que los tres pueden considerarse como ´"óperas sobre papel". Los tres comparten una especial intención musical en su composición, donde entran en juego no solo texto e imagen, sino texto, imagen y música. Y en este sentido son álbumes que casi forman un género en sí mismo. 

Al celebrarse estas jornadas en el Bosque de Riocantos (en pleno bosque, sí) y no poder hacer proyecciones, la acompañé de un pequeño tríptico para que los asistentes pudieran seguir las referencias visuales que iba mencionando.

En el propio tríptico se prometía que estaría disponible en este blog en color, y aquí va:






Desde aquí quisiera agradecer la invitación y la organización de unas jornadas intensas, con unos asistentes interesados e interesantes. Un verdadero placer.

La serie "Little Books", de John Burningham: "y se hizo pis en las flores"

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Serie "Little Books"
John Burningham
The School -La escuela- (1974), The Snow - La nieve - (1974)The Baby -El bebé- (1974)The Rabbit -El conejo- (1974), The Dog -El perro- (1975), The Cupboard -El armario- (1975)The Blanket -El arrullo- (1975)The Friend -El amigo- (1975).
Originalmente editados por Johnathan Cape. Actualmente descatalogados. 



Publicados originalmente en 1974 y 1975 pero actualmente descatalogados ya desde hace unos años (aunque algunos de ellos tuvieron reimpresiones hasta entrado el siglo XXI), esta maravillosa serie de geniales libritos (Little Books, ni más ni menos), de John Burningham es a la vez un recuerdo de infancia y una advertencia adulta del tipo "madre-mía-que-cosa-tan-sencilla-pero-al-mismo-tiempo-tan-increíblemente-difícil-de-hacer". 

Cada uno de estos libritos tiene 9 dobles páginas, con texto sobre fondo blanco a la izquierda y una ilustración a la derecha. El número de palabras va desde 27 (The School) hasta 65 (The Blanket). En estas pocas palabras y pocas páginas, Burningham logra encajar magistralmente la historia de una experiencia desde el punto de vista de un niño: una experiencia -a menudo una primera experiencia- con principio, mitad y fin y con sitio para el desarrollo del personaje en algún lugar entre la primera página y la última. 

Burningham escribe sobre estos libros de "primeras experiencias" en su autobiografía John Burningham (Johnathan Cape, 2009): 
'Cuando tienes niños pequeños, los observas. Conoces a otras personas con niños pequeños y te fijas en ese mundo. Cuando mi hija Lucy tenía dos años, se solía despertar increíblemente temprano por la mañana, como la mayoría de los niños de esas edad. Había un programa en la radio, 'Make Yourself at Home', que se retransmitía para inmigrantes del continente Indio para el aprendizaje del inglés. El programa empezaba con un poco de música india. Hubo un día, en el que Lucy de repente se puso a hacer los movimientos del baile con los brazos. Era extraordinario observarla, porque era instintivo.' 

Estos libros hablan desde un punto de vista del niño y hablan directamente al niño lector de un modo en el que muy pocos libros infantiles logran hacer. Son el resultado de una atenta observación de cómo los niños observan, viven y comprenden el mundo en el que viven. 

El mundo de la serie de The Little Books es uno en el que los adultos dan mensajes contradictorios, las experiencias emocionantes contienen a veces peligros o accidentes, un bebé aparece de repente en tu casa y parece ser que es para siempre, o el perro del vecino viene de visita por un día - y se hace pis en las flores del jardín.

El primero de la serie es The School , el más corto y quizás el más sencillo de todos.


'Cuando voy a la escuela / aprendo a leer / y a escribir / canto canciones / almuerzo / juego / hago amigos / y luego vuelvo a casa'

La mayoría de las ilustraciones son frontales, casi como si los perfiles no se hubieran inventado aún, imitando dibujos reales de niños a esta edad En muchas de ellas, el niño nos mira desde la página y nos lo cuenta todo.

Una de las cosas que más me gustan de estos Little Books es cómo consiguen transmitir el sentido del paso del tiempo de un niño pequeño, por el que un día pueda condensarse satisfactoria y completamente en 27 palabras.

El siguiente es The Snow -la nieve-.


'Un día nevó / Mamá y yo hicimos una bola de nieve enorme / Hicimos un muñeco de nieve / Me senté en el trineo / Mamá me llevó / Pero me caí del trineo / Perdí un guante y tenía frío / Así que nos fuimos para dentro / Espero que la nieve esté mañana'

La imitación no está solo en los geniales dibujos. También está en el texto, que refleja exactamente el modo en que un niño podría contarte aquel día que nevó. La historia logra combinar la emoción de un primer día de nieve, el orgullo y satisfacción de haber construido algo, el gusto de jugar con Mamá, el accidente y la sensación de dolor y decepción que lo acompaña, y el guante perdido y el frío. Pero todo se arregla volviendo para dentro. El día ha sido intenso, con diversión y lágrimas. ¿Y no sería maravilloso que lo volviéramos a hacer todo mañana?  

El sentido del tiempo que mencionaba en The School incluye también el futuro. Por favor, que haya otro hoy mañana. ¡Otra vez! ¡Otra vez! ¡Otra vez! 

En The Baby, el bebé no tiene ni nombre ni género (no es he, ni she, sino it).  


Hay un bebé en nuestra casa / El bebé pone todo perdido con su comida / Le llevamos de paseo en el carrito / A veces ayudo a Mamá a bañar al bebé / El bebé duerme en una cuna / A veces me gusta el bebé / A veces, no / Todavía no puede jugar conmigo / Espero que el bebé se haga mayor pronto 

La ambivalencia hacia el nuevo inquilino de la casa se transmite a través de los observadores ojos del niño mayor: '¿Qué es esta cosa que ha llegado hasta aquí?'. Y luego, poco a poco, en algún lugar, el entendimiento intuitivo de que un día esta "cosa" llegará a ser bastante parecido a él. 

The Rabbit cuenta la experiencia de la primera mascota:  


Tenemos un conejo / El conejo tiene una jaula en el jardín / Su comida favorita son los dientes de león / Me gusta acariciar al conejo / A veces el conejo sale de la jaula / Le gusta saltar por todo el jardín / A mí me gustaría que se quedara en el jardín, pero se come las plantas de Papá / así que tengo que atraparle / y devolverle a la jaula

Este me encantaba de niña. Estoy segura de que con este libro aprendí lo que era un "diente de león". Quería acariciar yo también al conejo. También quería que se quedará en el jardín y quería participar en la diversión de atraparlo y de devolverlo a su jaula. 

Con esta serie de Little Books, si el niño que los está leyendo o al que se lo están leyendo ha vivido la misma experiencia, se siente identificados. Si no, puede que le apetezca vivirla. Yo no tenía mascota de pequeña y recuerdo vivamente experimentar cómo sería tener una mirando las páginas de este libro. La combinación de la observación del conejo como una criatura extraña y la relación del niño y del conejo da vida a la experiencia para el lector. ¡Y todo parece tan fácil! 


En The Dog, el niño cuenta la experiencia de tener un perro por un día.  


Un día un perro que conocemos vino de visita a nuestra casa / Mamá dijo que yo podía cuidarlo / Se comió la comida del gato / Me lamió / Salió corriendo al jardín con el zapato de Papá / Y se hizo pis en las flores / Luego escarbó un agujero en el jardín / Así que le puse la correa / Ojalá pudiera quedarse conmigo el perro / 

Una de las páginas de este libro fue responsable de escandalizar "a padres, profesores, libreros, bibliotecarios y la prensa", según cuenta el autor en John Burningham (Johnathan Cape, 2009). 

'Y se hizo pis en las flores'. 
Burningham da más detalles: 
Un madre escribió a la editorial:
"Hace poco a mi hijo de cuatro años le regalaron uno de sus libros por su cumpleaños. Se llamaba The Dog, de John Burningham. Al echar un vistazo al libro, nos pareció absolutamente repugnante el contenido de las páginas 12 y 13. ¡Qué ocurrencia incluir eso en un libro para niños! No hubiera imaginado que hubieran imprimido tal grosería. Lo que nos preocupa a mí y a mi marido es que si esto es lo que meten en la historia del perro, ¿qué no meterán en la historia del conejo?"
The Dog fue retirado de algunas bibliotecas y algunas escuelas se vieron presionadas por padres para hacer lo propio. Un librero en Devon exigió que la editorial le devolviera el dinero por un libro devuelto por un cliente indignado. Una biblioteca encontró que las páginas en cuestión habían sido arrancadas. Y el  Worthing Gazette reprodujo una cita de
Mary Whitehouse: "Pienso que esta sección del libro que va dirigido a niños de cuatro a cinco años es absolutamente innecesaria". 

Nos encanta: un niño que observa encantado cómo un perro en una casa desconocida rompe todas las reglas que se puedan romper. Se come la comida del gato, se hace pis en las flores, agarra el zapato de Papá... antes de que el niño se da cuenta de que puede ser buena idea ponerle la correa. Y una vez más: ¿mañana más? ¡Sí! ¡Sí! ¡Sí!

The Cupboard es uno de mis favoritos, y de mi hijo también.


Hay un armario en nuestra cocina / Está lleno de ollas y sartenes / Me gusta sacarlas todas / Y jugar con ellas / Mamá me dice que por qué no pienso en otra cosa que hacer / Porque estoy estorbando / Así que pienso en otra cosa que hacer / Pero Mamá me dice que por favor vuelva / Y guarde todas las cosas

Me encanta la forma en que el niño relata las órdenes contradictorias de la madre sin ningún juicio ni enfado al respecto, y también me encanta la apropriación de todo el contenido de una casa como una gran colección de juguetes.

The Blanket es la dramática historia de la pérdida de un arrullo justo antes de la hora de dormir.


Cuando me voy a la cama siempre me llevo mi arrullo / Una noche no encontraba el arrullo / Mamá buscó en el baño / Papá buscó en el armario / Y yo busqué debajo de la cama / Pero no encontrábamos el arrullo / Así que Mamá buscó en la ropa limpia / Y Papá buscó en el coche / Pero yo encontré el arrullo debajo de mi almohada y me dormí. 

Nunca fui una niña de arrullo yo, pero mi hijo desde luego que es un niño de osito y ¡madre! los dramas que hemos vivido. Una vez incluso nos olvidamos de Teddy cuando nos fuimos de vacaciones. Y no, no estaba debajo de la almohada. .

En esta historia nos encanta la búsqueda, casi militar, no una sola vez, sino dos, hasta que finalmente lo encuentra él mismo -en el lugar donde se suponía que debía estar.


Y el último librito de la serie, The Friend es la historia de un niño que juega con su amigo Arthur hasta que el juego deriva en pelea, así que Arthur se va a casa. Aunque el niño tiene otros amigos, ninguno es como Arthur, su mejor amigo.  


Este es el único de la serie que no tengo a mano ahora mismo, por lo que no tengo el texto, pero lo recuerdo bien de cuando era niña. Me recuerda a otro favorito de mi hijo sobre el tema de "mejores amigos": Let's be Enemies, de Janice May Udry y Maurice Sendak. Pero la manera en que Burningham logra introducir una línea de desarrollo parecida en este número de páginas y de palabras es sencillamente asombroso.

Las ilustraciones
Muy distintas a las ilustraciones de Borka, Trubloff, o de Canonball Simp y otras obras anteriores, aunque algo más parecidas al estilo de Mr. Gumpy, los sencillos dibujo de línea sobre fondos blancos de estos Little Books son absolutamente fantásticos en su sencillez y en su forma de reflejar dibujos de niños reales -especialmente en los rostros-. Dos puntos para los ojos, un gancho para la nariz y una línea para la boca le bastan a Burningham para llenar al personaje de vida. La rigidez frontal de los dibujos del niño se llenan de vida gracias a la tremenda cantidad de acción en las páginas. En todas las páginas está pasando algo y en este sentido son geniales de mirar una y otra vez.

Lectura en voz alta y lectura a solas
Estos libros son perfectos para niños más mayores que estén empezando a leer sus primeras palabras. El uso de la primera persona ayuda a que los niños de esta edad los hagan suyos.

Pero estos libros también son libros para compartir en voz alta con niños mucho más pequeños. Los textos son muy cortos, pero suficientes para disparar ese ¡Otra vez! ¡Otra vez! ¡Otra vez! cada vez que se leen con los más jóvenes.

Qué me gusta de estos Little Books
Me gusta que John Burningham nunca "aprovecha" para tratar de introducir una lección sobre nada.

Me gusta que estén escritos desde el punto de vista del niño y que hablen directamente al niño. Apenas se siente la presencia adulta, excepto como otro elemento frente al que el niño debe reaccionar y tener en cuenta.

Me gusta que el niño no sea ni "bueno" ni "malo": simplemente un niño tratando de navegar el mundo y la vida y haciéndolo todo lo bien que puede.

Me gusta que los padres solo aparecen como personajes de fondo, cuando aparecen, dejando que el niño lleve su vida, se equivoque y gestione las equivocaciones. Me encanta cómo la observación perceptiva del autor-ilustrador alimenta cada página sin que le oigamos y sin que nos estorbe.

Tras hacer un largo trabajo de observación, Burningham crea su personaje y luego le da siete experiencias que vivir, se aparta y deja que el personaje reaccione y hable, y nos cuente cómo fue.

Estos libros son una colección de pequeñas obras maestras que deberían reeditarse y reeditarse y reeditarse, de forma que nunca se agotaran.

¿Algún editor rescata-joyas se anima?

(c) de todas las ilustraciones de este post, John Burningham.  
(c) del texto, Ellen Duthie. Cópialo o reprodúcelo todo lo que quieras pero sé buena gente y cítalo (autora y blog). 

¿Qué prefieres... vivir en una jaula con un jerbo o en una pecera con un pez?

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¿Qué prefieres...?
Escrito e ilustrado por John Burningham
Kókinos, 1994
Título original en inglés: Would You Rather...
Primera edición 1978
Nuestra edición (en inglés): Red Fox, 1999



Haz clic arriba para escuchar cómo leemos y hablamos de ¿Qué prefieres...? (en inglés)

Haz clic aquí para escuchar una versión sin "charla" de ¿Qué prefieres...? (en inglés)


La primera persona a la que regalé ¿Qué prefieres...? de John Burningham es una niña muy lista y muy encantadora de nombre Ada, que da la casualidad de que es mi ahijada, pero eso no tiene nada que ver con que diga que es lista y encantadora. Es que lo es. Cuando su madre le leyó el cuento por primera vez, exclamó encantada: "Mamá, ¡este libro es un poquito AS-QUE-RO-SO!"'

¡Y es verdad! Es asqueroso y bastaaaaante tonto, y está repleto de posibilidades magníficas y descabelladas y elecciones duras. 

El texto
¿Qué prefieres...? es simplemente una lista de preguntas graciosas y estimulantes sobre elecciones. John Burnignham pregunta a sus lectores qué les gustaría que rodeara su casa (agua, nieve o jungla) y qué les gustaría tener en el interior (un elefante bebiéndose el agua del baño, un águila robándote la cena, un cerdo probándose tu ropa o un hipopótamo durmiendo en tu cama), qué preferirían que les echasen encima (mermelada, barro o agua), qué preferirían que les obligaran a comer (arañas, babosas, gusanos o caracoles), cómo preferirían pasar vergüenza (con un baile del padre delante de los amigos del colegio o con una bronca de la madre con la camarera de una cafetería) o dónde preferirían perderse (en la niebla, en el mar, en un desierto, en un bosque o en una multitud). 

¿Tiene pinta de ser un poco tonto? Ya he dicho que lo es. Y las ilustraciones hacen que resulte incluso más tonto. Pero aunque es cierto que las preguntas planteadas son primordialmente inductoras de risa, la mayoría de ellas son también bastante interesantes (y divertidas) para pensar sobre ellas, hablar sobre ellas y ofrecer argumentos a favor de nuestra elección en cada uno de los casos. ¿Qué prefieres, que te estruje una serpiente, que te engulla un pez, que te coma un cocodrilo o que te aplaste un rinoceronte? No es fácil la elección y argumentar a favor de nuestra elección es incluso más difícil. Una serie de retos graciosos y tontos que ha encantado a todos los niños a los que se lo he leído (desde los 3 a los 7 años). 

Las ilustraciones
Claro está, el texto no sería tan tonto sin los dibujos. Las ilustraciones de John Burningham, con su característico trazo suelto y expresividad espontánea refuerzan el humor y consiguen hacer que la idea más descabellada o extravagante nos parezca de lo más plausible y natural.  

Seguro que entendéis a lo que me refiero en la siguiente pregunta (¿Qué prefieres... que un elefante se beba el agua de tu bañera, que un águila te robe la cena, que un cerdo se pruebe tu ropa o que un hipopótamo duerma en tu cama?):   


Pues sí, quizás esta noche cuando te vayas a la cama te encuentres un hipopotamo en tu cama y mañana cuando te despiertes, un cerdo quiera probarse tu ropa. ¿Qué hay de nuevo? 

La siguiente es una de nuestra gama de opciones preferidas. ¿Qué prefieres, que te estruje una serpiente, que te engulla un pez, que te coma un cocodrilo o que te aplaste un hipopótamo? 





¿Qué¿ ¿Cómo te quedas? Nosotros siempre tratamos de encontrar maneras de escapar de cada uno de los aprietos ilustrados arriba. En la grabación (arriba), mi hijo dice que prefiere que le coma un cocodrilo "porque un cazador de cocodrilos vendría y le salvaría". Yo digo que prefiero que me aplaste un rinoceronte porque le haría cosquillas en el culo y se levantaría enseguida.

En las siguientes dos imágenes, nos encanta la vergüenza que está pasando el pobre niño:
 


Y las últimas ilustraciones que os mostramos en este post hacen que una serie de ideas ya completamente locas se vuelvan sencillamente tronchantes. "¿Con quién prefieres vivir, con un jerbo en una jaula, con un pez en una pecera, con un loro sobre una percha, con un conejo en una conejera, con unos pollos en un gallinero o con un perro en una caseta?" Haced clic sobre ellas para ver un poco más grande al niño en la rueda de hámster, en la pecera y en la jaula del loro.

 

Lectura en voz alta
¿Qué prefieres...? no es sólo un libro para leer, ¡es un libro estupendo para charlar también! Es un libro para compartir ideas, risas y algún que otro truco secreto para sortear esas elecciones tan duras. Es imposible leer el libro en voz alta sin que los oyentes participen y, al menos en mi experiencia, la participación en este caso tiende a ir mucho más allá de simplemente elegir la opción favorita de entre el conjunto de posibilidades normalmente espantosas.

Anima a los niños a imaginar otros mundos, otros escenarios y otras posibilidades y a hablar sobre ellos mismos en esos escenarios. También les anima a dar razones y mirar las ventajas y desventajas de las distintas alternativas, por muy locas que sean.  

Fue un éxito inmediato (risas aseguradas) desde el principio, pero lo que me parece especialmente interesante es que nuestra conversación es distinta cada vez que lo leemos. Las primeras veces que lo leímos mi hijo respondía de exactamente la misma forma a cada pregunta y esperaba que yo hiciera lo mismo y confieso que temía que el libro fuera uno de esos libros que sólo aguantan una lectura. Pero ahora le divierte mucho cambiar lo que dice y hacer distintos comentarios cada vez que lo leemos. La grabación muestra una lectura y una conversación, pero es probable que sea completamente distinto la próxima vez que lo leamos. Y eso lo convierte en un libro muy divertido y bastante especial.

Otras cosas que nos gustan de ¿Qué prefieres...?
Me gusta un libro que pregunta cómo sería la vida en la jaula de un jerbo. No lo puedo evitar. También me gusta de verdad y mucho la idea de tener un koala al que leerle cuentos.

A mi hijo le encanta la idea de ayudar a Papá Noel a entregar los regalos y de entrar en un supermercado montado en un toro.

En general, somos muy fans de John Burningham en casa (Mr. Gumpy's Outing es un favorito de siempre, como también lo es La cama mágica y esa estupenda pequeña serie de libritos publicados en los 70, que incluyen The SchoolThe CupboardThe Blanket y The Friend). 

(c) de todas las imágenes, John Burningham, 1978
(c) del texto, Ellen Duthie, 2012.  Puedes copiarlo o reproducirlo si quieres, pero por favor, sé buena gente y cita tu fuente (autora y blog).

Lectura especial navideña de La cocina de noche de Sendak de todo el equipo de Lo leemos así

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¡Lo leemos así os desea 
Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo

Para celebrarlo, hemos preparado una lectura extra especial de La cocina de noche de Maurice Sendak, con la siguiente música: 

Blue Drag de Django Reinhardt (interpretado por Allen Toussaint
"Ruidos de cocina", cortesía de Over the Hillside by Blue Nile
y con la colaboración especial de Ángel Carmona al ukelele. 


¡Esperamos que lo disfrutéis! Podéis leer más sobre La cocina de nocheaquí

Y ya como despedida final a Sendak, aquí reproducimos su estupendo árbol decorado con boles de sopa de pollo de Sopa de pollo con arroz, parte de su Mini-biblioteca.  

¡Felices a la de una, felices a la de dos, felices sopas de pollo con arroz! 


















Lee más sobre Sendak en Lo leemos así:




La Sala de las Maravillas: ¿Qué pinta aquí esa piedrecita tan normalita?

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The Room of Wonders (La Sala de las Maravillas)
Sergio Ruzzier
Frances Foster Books. Farrar, Straus and Giroux, New York, 2006
No está publicado en español. 

Pues, no, no cerramos el año 2012 con nuestra selección de los mejores álbumes ilustrados del año, ni comenzamos este 2013 con la próxima maravilla que vaya a aparecer este año. El caso es que este blog de verdad se centra en lo que leemos y disfrutamos, así que no prestamos mucha atención a las fechas de publicación. 

La Sala de las Maravillas (The Room of Wonders) se publicó en 2006. Está descatalogado. Ni siquiera se ha publicado en español. Pero es que La Sala de las Maravillas no es bueno; es magnífico. Y no se merece estar descatalogado, ni tampoco que no se haya traducido a otros idiomas. ¡He dicho! 

Éste no es el primer libro de Sergio Ruzzier que reseñamos aquí, ni tampoco es la primera vez que menciono cuánto nos gustan sus libros en esta casa. Descubrí su libro Amandina mientras miraba más de cerca el catálogo de Neal Porter Books con anterioridad a Un día diferente para el Señor Amos y desde entonces he estado enamorada de sus cuentos, de sus personajes y de sus colores. 

Amandina y La Sala de las Maravillas (The Room of Wonders) tienen en común unos personajes con una una cierta persistencia melancólica que me seduce cada vez que los leo. Los dos abordan en última instancia el placer de hacer lo que uno disfruta haciendo. La Sala de las Maravillas es también una historia sobre comienzos y finales, sobre empezar de nuevo y sobre cómo la casualidad puede asentar mágicamente los cimientos de un propósito satisfactorio y disfrutable en la vida. 

El texto 
Pius Pelosi es una rata cambalachera que colecciona toda clase de artículos curiosos, como 'raíces retorcidas, ramitas interesantes, hojas, plumas y, en ocasiones, alguna piel abandonada por una serpiente', y los expone en los estantes de lo que él llama su Sala de las Maravillas. Visitantes de todas partes llegan a ver su colección y disfrutan escuchando a Pius contándoles todas las historias (algunas reales, otras ficcionales con ánimo de entretener) de cada uno de los objetos. Pero hay un artículo de la colección que les extraña a todos los que llegan: una piedrecita pequeña y gris, absolutamente normal, en un expositor de cristal muy fino en medio de la sala. "Hace daño a la vista. Estropea toda la colección. Deshazte de ella", le dicen.  

A pesar de que Pius le tiene mucho cariño a la piedrecita gris (fue el primer objeto que coleccionó), acaba por creer que deben de tener razón y lo arroja al río. Tan pronto como lo hace, le inunda una sensación de apatía y pesadumbre y no le encuentra ya ningún sentido a nada. Decide que su colección se ha vuelto una carga y regala todos los objetos, hasta quedarse sin nada. Ya con la sala vacía, Pius se tumba en el suelo, sintiéndose "tan vacío como los estantes" y pasa tres días con sus tres noches encerrado y abatido. Al cuarto día sale y ¿qué creéis que se encuentra a la vuelta de la esquina? ¡Una piedrecita gris! Y allá que va de nuevo, en busca de nuevas maravillas para una nueva colección. 

Las ilustraciones
Ruzzier usa tonos cálidos -terrosos y minerales- para crear un decorado teatral de un pueblo toscano sobre papel. Es un experto en hacer que unos personajes feuchos y algo alicaídos resulten irresistiblemente atractivos. Pius tiene unos ojos que te observan desde la página y te atrapan en una hondura emocional que pocos álbumes ilustrados -pocos libros, en definitiva- son capaces de retratar.  

Complementadas por un texto sencillo y contenido, con unas olas poéticas que te salpican con una periodicidad satisfactoriamente esporádica,  las ilustraciones de La Sala de las Maravillas crean un mundo y un estado de ánimo que te invitan a entrar y caminar por las calles con Pius Pelosi y sentir la piedra "suave y fresca" en nuestras manos, junto a él. 

Nos encantan los colores, nos encanta Pius, nos encantan los personajes secundarios, nos encanta el suelo de su Sala de las Maravillas, nos encantan los paisajes y nos encanta, encanta, encanta observar y reírnos de los artículos que hay sobre los estantes. Ah, ¿he mencionado que también nos encantan los maravillos marcos de cada ilustración (cada ilustración con un marco distinto)?   

Echa un vistazo a algunas de las ilustraciones de La Sala de las Maravillas (The Room of Wonders) y disfruta: 
¡Una llave! 

Recogiendo maravillas

Llegando a casa con nuevas maravillas

La Sala de las Maravillas. Haz clic en la imagen y echa un vistazo a los pies de la esquina inferior izquierda. Risas y más risas cada vez que lo leemos.  

Pius tiene una historia para cada artículo de su colección. Yo me muero por escucharlas. 

Pájaro rojo impaciente preguntando a Pius por la piedrecita gris tan normal,
mientras que un cerdo lo mira con desaprobación al fondo

Pius arroja su querida piedrecita gris al río. 

Cambio al blanco y negro para ilustrar el recuerdo de la alegría de encontrar
el primer artículo de la colección.  

Pius sobre el suelo, "tan vacío como los estantes"

Pius encantado con su nueva piedrecita. ¿Quién no lo estaría? 

Pius en busca de nuevas maravillas. 

Lectura en voz alta
The Room of Wonders es uno de esos libros que garantizan un "otra vez, otra vez" al finalizarlo por primera vez. El texto es suave y fluido para leer en voz alta, con muchas imágenes textuales que alimentan la imaginación y la conversación de los niños ("una piel abandonada por una serpiente", "trozos brillantes de vidrio, moldeados y pulidos por el mar", "una carta nunca entregada", "un soldado de plomo que había perdido su fusil"). 

Voy a citar directamente mi reseña de Amandina, porque siento que encaja perfectamente también con The Room of Wonders

[El libro] es una prueba de que aunque la rima, el ritmo y la posibilidad de poner voces tontas ayudan a la hora de leerle a los niños (hablo de niños muy pequeños), si la historia es lo suficientemente potente e intrigante y el personaje está desarrollado con fuerza a través de las ilustraciones, no son ni mucho menos requisitos necesarios para el disfrute de la lectura en voz alta con los más pequeños.  

The Room of Wonders, a la chita callando y con inteligencia, te introduce -seas niño o adulto- en su mundo evocador, en un sentido tanto emocional como intelectual. Es un libro para compartir, para señalar, para preguntar por qué y para maravillarse. También diría que es, de verdad, un libro para todas las edades. 

La Ruzziermanía se ha extendido de nuestra familia inmediata a la familia extendida y me gustaría compartir con vosotros un vídeo de mi hermana leyéndole The Room of Wonders a mi encantadora sobrina de dos años. Creo que es un ejemplo perfecto de cómo compartir libros con niños más pequeños: a relajarse y a disfrutar (¡tú también!).  

Otras cosas que nos gustan de The Room of Wonders
No lo sé con certeza pero estoy dispuesta a apostar que La Sala de las Maravillas es uno de esos libros que permanecen con uno durante la infancia y hasta la vida adulta. Habrá que preguntarle a mi hijo dentro de 20 años. 

Lo que sí sé, sin embargo, es que hay un determinado tipo de libro que no es disfrutable tan solo en un plano ficcional, sino que se desborda e inunda la vida real. Hace un par de semanas fui a dar un paseo con mi hijo a un parque cerca de casa y nos adentramos en una zona a la que nunca habíamos ido antes. Estaba muy emocionado porque estábamos entrando "en lo profundo del parque" y de repente dijo, sin sugerencia alguna por mi parte: "¿Jugamos a ser ratas cambalacheras? ¡Vamos a encontrar cosas para coleccionar!" Así que decidimos recoger muestras de cada planta o árbol que viéramos hasta tenerlos todos. ¿Quién es Pius?", le pregunté. ¡Pues yo, claro!, dijo contentísimo. 

¡Pius es el mejor! 

¡Pues ya lo veis! A la espera o con la esperanza de que alguien decida editarlo en español (yo cada vez que me encuentro a alguien lo procuro mencionar por si fuera alguien importante, con poder en estos asuntos) os tendréis que conformar con la grabación del cuento que aparece arriba (en inglés), y con mirar las maravillosas ilustraciones, también arriba.  

Podéis leer una entrevista excelente y muy reciente a Sergio Ruzzier, aquí. Podéis leer una entrevista algo más antigua, pero igualmente fantástica, aquí

(c) de todas las ilustraciones de este post, Sergio Ruzzier, 2006.  
(c) del texto, Ellen Duthie. Cópialo o reprodúcelo pero sé buena gente y cita tu fuente (autora y blog).  

Concurso de lectura en voz alta: Y tú, ¿cómo lo lees?

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(c) Maurice Sendak 1979
Poster "Reading is fun" (Leer es divertido) de Maurice Sendak, 1979 (Año Internacional del Niño)
Lo leemos así presenta....
Y tú, ¿cómo lo lees?, un concurso de lectura en voz alta 

Lo leemos así cumplió dos años el mes pasado y, para celebrarlo, hemos organizado un concurso de grabaciones de lecturas en voz alta con un premio de dos libros a elegir de los reseñados en este blog (no se incluyen los libros descatalogados; ver lista al final de este post).

Instrucciones: 
1. Elige uno de tus álbumes ilustrados favoritos
2. Practica su lectura en voz alta (si te hace falta). 
3. Grábalo o bien en vídeo o únicamente con sonido. 
4. Súbelo a un sitio como dropbox o soundcloud (o similar). 
5. Comparte el vínculo en un comentario en este mismo post y...
6. Envía un email a ytucomololees@gmail.com contándonos un poco sobre ti, con una foto si quieres y por qué elegiste ese libro. Por favor, no te olvides de incluir el vínculo a la grabación en el email también.  
7. Las grabaciones pueden ser en castellano o en inglés (si es en inglés, por favor, visita el blog gemelo de Lo leemos así en inglés, We Read it Like This, y participa a través del mismo). 
8. La grabación puede ser:
  • de un padre o madre o cuidador leyendo a un niño/a o a varios niños
  • de un docente leyendo a un niño/a o varios niños 
  • de un niño o niña leyendo a otro niño, a su padre/madre/abuelo/abuela... o a sus amigos del colegio.
9. Se pide emoción y entrega y no se penalizará en absoluto la interacción (¡ooh! ¡aaaah!).
10. La fecha límite para participar es el 31 de mayo de 2013. No se tendrán en consideración las grabaciones recibidas con posterioridad a esta fecha.  
11.  Se aceptan grabaciones de todo el mundo. La única restricción es el idioma: castellano (a través de Lo leemos así) o inglés (a través de We Read it Like This).  
12. No importa la edad.   
13. El ganador o ganadora recibira como premio un glamuroso post con la grabación premiada más 2 libros a elegir de los siguientes reseñados en Lo leemos asi:  
14. Los libros elegidos por el ganador o la ganadora se enviarán a la dirección proporcionada por ellos mismos por email tras la notificación del premio.  
15. ¡Buena suerte!
16. La decisión del ganador/ganadora será necesariamente subjetiva, e inapelable.  

Fallo del concurso "Y tú, ¿cómo lo lees?"

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Concurso de lectura en voz alta "Y tú, ¿cómo lo lees? 

Un mes para grabarlo. Muchas muestras de interés. Mucha intención de participar. Pero... ¿cuántos realmente lograron sacar tiempo para hacer la grabación? Y de esos, ¿cuántos consiguieron enviárnosla a tiempo?

En primer lugar nos quitamos el sombrero ante todos los participantes...
"Me quito el sombrero", de Diego Fournier

... y también ante todos los que lo intentaron pero no llegaron a tiempo. A estos últimos os recordamos que nos encanta recibir sorpresitas incluso en momentos donde no haya ningún concurso activo, así que podéis enviarnos vuestra grabación cuando queráis. Nos encantará que compartáis vuestras lecturas y formas de leer con nosotros.

Empecemos por el principio. Aquí van, en orden de recepción, las participaciones en el concurso. Estamos orgullosísimos de todos los participantes. No hay una sola grabación que no muestre con gracia y alegría algún aspecto del placer de la lectura en voz alta compartida. ¡Enhorabuena a todos!

Lectura de Tikki Tikki Tembo por una familia majetona de Munich

Quién: 
Una familia alemano-española desde Munich (Alemania).

Qué leyeron: 
Tikki Tikki Tembo
Versión de Arlene Mosel e ilustrado por Blair Lent.
Publicación original: Holt, Rinehart and Winston, 1968.
En español: Traducción de Liwayway Alonso. Nueva York, Lectorum, 1994.

Escucha el audio: 
Haz clic aquí para escucharlo.

Esta primera grabación nos llegó de Munich. María, una madre española con dos hijos medio españoles, medio alemanes nos leen Tikki Tikki Tembo.

Presentación de los concursantes: 
"La grabación no tiene gran calidad porque la hemos hecho con el móvil y en la cama (ruido de sábanas, edredones y almohadas). La lectura la he realizado yo (la mamá) a mis dos hijos: Max, de 3 años y medio y Leo, de nueve meses antes de irse a dormir. Se ruega al jurado que tenga en cuenta que Max se ha encargado de decir el nombre completo de Tikki Tikki Tembo en muchas ocasiones durante la lectura y que Leo se ha portado como un campeón durante (casi) todo el tiempo, estando en silencio, a pesar de que lo que más deseaba era quitar a su hermano la linterna con la que iluminaba el libro en la oscuridad de la habitación. ¡Esperamos que os guste!"

Lo que más nos ha gustado: 
La puesta en escena que nos cuenta María no podía ser mejor: todos en la cama de una habitación en la oscuridad, con una pequeña linterna para iluminar el cuento. ¿Qué mejor forma de centrar la atención y de crear intimidad y sensación de aventura?

Nos han encantado las intervenciones de Max, pronunciando el nombre completo de Tikki Tikki Tembo perfectamente y con ritmo siempre que se ha presentado la oportunidad. Nos ha encantado la intervención fortuita de Leo cuando Chan se cae al pozo. Parece que dice '¡Oooooooooh!' acompañando su caída.

Nos ha gustado mucho cómo María ha logrado responder a las preguntas de Max sin perder el hilo y la fluidez de la historia y sobre todo, sobre todo, nos ha encantado la sensación de diversión y de disfrute de un cuento que intuimos conocen muy bien. ¡Enhorabuena a los tres y muchísimas gracias por participar!

Lectura de El pequeño conejo blanco por la profesora de 3 años de infantil del CEIP Randufe en Tui (Galicia, España) 


Quién:
La profesora, Bea Fernández del Valle, leyendo a su grupo de 3 años el día del Libro de este año.

Qué leyeron: 
El pequeño conejo blanco
Xosé Ballesteros Rey y Óscar Villán
Editorial Kalandraka, 1999. 








El vídeo: 



Presentación de los concursantes: 
Ahí va nuestro cuento: " El conejito blanco" Xosé Ballesteros Rey y Óscar Villán. Soy profe de Educación Infantil y este año tengo un grupo de niños y niñas 3 años, en el CEIP de Randufe, en Tui, Pontevedra. La verdad es que nos encantan los cuentos y todos todos los días leemos uno, o dos o tres, a lo largo de la mañana. ¡La hora del cuento es mágica! Sin duda uno de los mejores momentos de la jornada. Conocemos un montón y este es uno de nuestros preferidos. La grabación la hicimos el Día del Libro (23- 4- 2013) para colgarla en el blog de nuestra clase, no tiene mucha calidad y se escucha a los niños de fondo, pero bueno, no está mal. ¡Esperamos que os guste!

Lo que más nos ha gustado: 
Nos ha encantado presenciar la lectura de un cuento en un colegio público y que nos cuenten que esto forma parte de su rutina diaria y que leen varias veces al día nos pone de muy pero que muy buen humor.

Nos ha encantado ver las caras atentas de los niños, las risas cuando la profesora pone voces, y que acabe con una de las niñas pidiendo con urgencia "ahora el otro".

Nos ha gustado mucho percibir que para estos niños es  una costumbre escuchar cuentos, que para la profesora es una costumbre contarlos y que para ambas partes la costumbre resulta gustosa.

Enhorabuena a Bea, por contar a sus alumnos cuentos bien contados. Estamos muy orgullosos de que participe un colegio y un colegio tan activo en su uso de las nuevas tecnologías de forma integrada en la rutina diaria de la escuela.

Enhorabuena a todos esos niños que han actuado como si la cámara no estuviera y muchas muchas gracias por participar.

Lectura de Si tienes un papá mago por Susana García Santamarina
Quién: 
Susana García Santamarina, narradora y actriz.

Qué leyó: 
Si tienes un papá mago
De Gabriela Keselman, ilustrado por Avi.
SM, 1995.

Escucha el audio: 
Si tienes un papá mago

Presentación de la concursante: 
Hola, me llamo Susana y me encanta la narración. He grabado un audio de un cuento que me gusta mucho "Si tienes un papá mago". Me ha encantado el blog, seguro que lo voy a seguir y me servirá de gran ayuda para elegir los cuentos que voy narrando para los pequeños.

Lo que más nos ha gustado: 
Susana tiene una gran voz y sabe utilizarla muy bien. ¡Se percibe que no es nueva en esto!

Nos ha encantado el evidente gusto por la lectura en voz alta que se desprende de la grabación del cuento, la claridad de la narración, con todas sus pausas, sus cambios de entonación y de ritmo, todo al servicio de la comprensión auditiva del cuento.

Un audio cuento en toda regla, que seguro, muchos disfrutarán desde este blog. ¡Muchísimas gracias por participar en nuestro concurso y por compartir tu disfrute por la lectura con nosotros!


El pollito inesperado, leído por Sandra E. Caicedo-Robayo
Quién: 
Sandra E. Caicedo-Robayo, profesora universitaria en Bogotá (Colombia).

Qué leyó: 
El pollito inesperado
Louise Bienvenu-Brialmont
Acuarelas de Marcel Marlier
Barcelona, Juventud. 1957.




Escucha el audio: 
Presentación de la concursante: 
Mi nombre es Sandra E. Caicedo-Robayo y soy profesora universitaria en Bogotá, Colombia. Su blog me ha caído como anillo al dedo; aunque mis alumnos son universitarios de primer semestre, leer en voz alta con ellos, para ellos y desde ellos, ha incrementado su nivel de comprensión de lectura y, como los cuentos infantiles están llenos de puntuación, son excelentes para el propósito. Si todo va bien, quizá el otro año pueda agregar como factor de motivación para mi clase, su concurso!

Lo que más nos ha gustado:  
Sandra tiene una voz fantástica para narrar. Nos ha encantado lo que nos ha contado sobre su uso de la lectura en voz alta de cuentos infantiles con sus alumnos universitarios para incrementar el nivel de comprensión de lectura. ¡Qué iniciativa tan estupenda! Esperemos que si el concurso se vuelve a organizar el año que viene alguno de sus alumnos se animen.

El cuento está muy bien narrado, de forma clara, con las exclamaciones, los cambios de voz y de entonación justos para garantizar la comprensión auditiva y la atención del que lo oye. ¡Otro audio cuento que seguro que los seguidores del blog disfrutarán mucho escuchando! Muchísimas gracias por participar y por aportar una lectura de calidad al blog. ¡Enhorabuena!


De cómo nacieron las sirenas, leído por Lucrecia, de 8 años a su hermano Milo, de 2.

Lucrecia
Quién:
Lucrecia, de 8 años a su hermano de 2, desde Malargüe (Mendoza, Argentina).

Qué leyó: 
De cómo nacieron las sirenas
Griselda Castro
Ilustrado por Gustavo Roldán
Edebé, 2000.






Escucha el audio:
 

Presentación de los concursantes: 
Su madre Andrea nos cuenta: 
Mi hija Lucrecia de 8 años estaba leyendole a su hermano Milo de 2 años, uno de los primeros cuentos que le regalé cuando ella era chica, y uno de los pocos en los que su hermano se sienta a escucharla. A Lucrecia le gusta mucho la lectura por eso tiene una biblioteca repleta de libros en su cuarto. Somos de Malargüe, Provincia de Mendoza.


Lo que más nos ha gustado: 
Lucrecia transmite en la grabación un claro gusto por los cuentos y por la lectura en voz alta. Su lectura es clara y expresiva. Sus pausas en los sitios adecuados, su entonación y la musicalidad de su voz hacen que sea muy fácil y placentero seguir el cuento para los oyentes.

Nos han encantado las pequeñas intervenciones de Milo. ¿Puede que en algún momento diga "a ver""a ver"? ¿O es imaginación nuestra?

La lectura entre hermanos nos parece una de las formas de lectura en voz alta más placenteras y que más marcan la vida lectora de ambos (el mayor y el pequeño). Dudamos que Milo olvide alguna vez estas lecturas de su hermana mayor y sospechamos que Lucrecia tampoco las olvidará.

Un verdadero gusto escucharlo. Enhorabuena, Lucrecia, por tu gran lectura. Estamos orgullosos del nivel de las participaciones en nuestro concurso.

Cocodrilo leído por Dani, de 3 años a su hermana pequeña Pau
Quién: 
Dani, de tres años le "lee" a su hermana Pau.

Qué leyó: 
Cocodrilo
Antonio Rubio y Óscar Villán
Kalandraka
Colección De la cuna a la luna











Vídeo (por alguna razón no me deja incoporarlo directamente):
https://vimeo.com/67375111

Presentación de los concursantes: 
Soy Ara, del blog La Colina de Puck. En casa también andamos enredando entre cuentos a diario. Dani de 3 años me sorprendió una mañana "leyéndole" a su hermana Pau un cuento sin saber leer. No ha sido fácil reproducirlo cámara en mano. Pau estaba más interesada en las piezas del puzzle y Dani tenía un poco de vergüenza, pero no queríamos dejar pasar la ocasión de sumarnos a este precioso concurso. 

Lo que más nos ha gustado: 
Lo que más nos ha gustado es lo requetebien que se lo está pasando Dani.

La lectura como juego, como interacción y como diversión no podría estar mejor representada.

Nos encanta también esta etapa de "leer" sin saber leer que suelen pasar los niños a los que se les expone a muchos libros. La sonrisa y la risa de Dani es contagiosa. Es imposible ver el vídeo sin sonreír.

Nos encanta cómo empieza con el libro puesto en la oreja a modo de teléfono. ¿Le estará soplando el texto?

¡Enhorabuena, Dani! ¡Nos ha encantado tu lectura!

La ovejita que vino a cenar, leído por la familia Martín Vegara


Quién: 
La familia Martín Vegara. Concretamente, Sergio (el padre), Carol (la hermana de 6 años) y Alba (la hermana de 4 años)

Qué leyeron: 
La ovejita que vino a cenar
Steve Smallman
Joelle Dreidemy
Beascoa, 2012

Escucha el audio: 
La ovejita que vino a cenar

Presentación de los concursantes: 
El cuento se llama La ovejita que vino a cenar, de Steve Smallman y Joelle Dreidemy. Creo que no esta completo por algún problema con el capturados de audio, ya que la grabación es larga. 
Tenemos el cuento hace unos seis meses y nos encanta porque ponemos voces al lobo y a la ovejita, y es una historia que rompe estereotipos ademas de ser muy tierna... Esperamos que os guste!! Carolina, Alba, Sergio y Ruth.

Lo que más nos ha gustado:  
Nos ha encantado la lectura de Sergio (la única, por cierto, que nos ha llegado de un hombre).

Nos ha chiflado la interacción, cómo se han turnado un poco para leer, cómo Alba le llama la atención a su hermana en medio de la lectura "Carol, ¡las uñas!", cómo han hecho los ruidos del estómago de la ovejita, cómo han olfateado todos, la demostración del beso y la pregunta de Carol de por qué se dice "muac" para el sonido del beso, y el ambiente sonoro cortesía de Alba: ¡Bum! ¡Laralalala! ¡Lalalaralaaa!

¡Qué gran pena que la grabación se cortó! Nosotros ya conocemos el cuento, porque lo hemos sacado un par de veces de la biblioteca, pero aún así, te quedas con ganas de escucharlo hasta el final.

Sobre todo, la grabación transmite diversión, complicidad por un buen conocimiento del cuento por parte de toda la familia, y un gusto por la lectura como una experiencia compartida.

¡Enhorabuena familia! ¡Nos ha encantado, de verdad!

Margarita, leído por la familia Torres Martín 
Quién: 
La familia Torres Martín, concretamente: Cristina (la madre), Alba (de 3 años) y Javi (de 5 años)

Qué leyeron: 
Margarita
Rubén Darío
Ilustraciones de Monika Doppert
Ekaré, 1979

Escucha el audio: 
Margarita, de Rubén Darío

Presentación de los concursantes: 
¡Hola! Somos Cristina (la madre), Javi (de 5 años) y Alba (de 3 años) y estamos leyendo el cuento de Margarita, de Rubén Darío. Es un cuento que tenemos desde hace algún tiempo y que hemos leído muchísimas veces. Es uno de nuestros libros preferidos. Nos encanta el texto y las ilustraciones y sobre todo, la combinación de ambas cosas. ¡Esperamos que disfrutéis de nuestra lectura-charla de Margarita!

Lo que más nos gustó: 

Nos ha encantado la lectura de la madre, Cristina, su actitud tan relajada ante las interrupciones y cómo logra dejar espacio a la conversación, tan extensa como requieren los niños en el momento, sin romper el momento del cuento. 

Nos encanta la participación de Alba y Javi, tanto cuando acaban las frases de su madre al leer, como cuando preguntan, acotan o comentan. Es estupenda esta conversación en medio del cuento: 
JAVI: Yo no corto estrellas.
CRISTINA: No, ¿sólo las miras?
JAVI: Sí, sólo las miro. u
ALBA: Mamá un día quiero cortar una estrella.
JAVI: No podemos.
CRISTINA: Tú crees que no?
ALBA: Sí con una tijera, así, navegando por el río, en una barca, a ver si cabemos todos. Le preguntamos a Papá vamos nosotros tres en la barca, a ver como cabemos los tres. Cogemos una tijera, una escalera, tic tic tic y para llegar el cielo.
JAVI: Oye, sabes que para llegar a la estrella no nos hace falta... para cuando lleguemos al cielo no nos hace falta nada más.
CRISTINA: No, ¿por qué?
JAVI: Porque flotamos. Y en el cielo flotamos, si no, los pájaros se irían para abajo, en vez de ir volando.
CRISTINA: Hombre los pájaros vuelan porque tienen unas alas estupendas que las mantienen en el aire y además ellas pesan muy poquito porque tienen los huesos huecos por dentro y pesan muy poquito.
JAVI: Pues el buitre también pero... oye, ¿por qué se llaman buitres?...
La grabación desprende placer por el momento de compartir la lectura, del inicio de aprender a leer, ("¿puedo leer yo un poquito, Mama?") 

Nos ha encantado el grito a viva voz de ¡MARGARITA! ¡MARGARITA!

También nos ha gustado mucho la elección del cuento. Esta edición del poema Margarita de Rubén Darío, ilustrada por Monika Doppert es absolutamente fantástica (podéis echar un vistazo más de cerca a este cuento en la web de Ekaré).

La grabación es también un ejemplo perfecto de lo fácil y natural que puede ser introducir a los niños a la poesía.

Transmite magníficamente una complicidad y una sensación de disfrute en torno a la lectura compartida.¡Enhorabuena familia! ¡Nos ha requete-encantado!




Y el ganador es...

Es un tópico, sí, pero ¡qué increíblemente difícil ha sido elegir un sólo ganador! El nivel de las participaciones y la variedad lo han dificultado aún más. Me hubiera gustado dar un premio por distintas categorías (dependiendo de si leía un adulto o un niño, por ejemplo). Pero no podía ser. Así que allá va:

El ganador es.... ¡tachán tachán!

La familia Torres Martín por su estupenda lectura-conversación de Margarita de Rubén Darío con ilustraciones de Monika Doppert, editado por Ekaré.

¡Enhorabuena, familia! Recibiréis un correo personalizado comunicándoos que habéis ganado, con instrucciones sobre cómo hacerme llegar los dos títulos que elijáis de la siguiente lista de libros (también podéis elegir un libro en inglés si lo preferís, que encontaréis en wereaditlikethis.blogspot.com):

Un día diferente para el Señor Amos
Cuidado con la rana
Se venden gorras
Yo quiero mi gorro
El paseo de Rosalía
La noche de los piratas
El tigre que vino a tomar el té
Las aventuras de un pez fantasioso
Vamos a cazar un oso
Donde viven los monstruos
¿Qué prefieres...?
El pez rojo 
¡A bañarse!
 ¿A qué sabe la luna?    

A todos los demás, muchísimas gracias por vuestra participación. Ha sido un lujo escucharos a todos.

Un abrazo y esperamos que os paséis por el blog de vez en cuando para ver qué nuevas reseñas vamos ofreciendo.

El equipo de Lo leemos así (Iain, Gustavo y Ellen).  

Hoy Sendak hubiera cumplido 85 años y estamos de fiesta!

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Mejunjes culturales, literarios y lingüísticos: La extraña pareja del matrimonio Ahlberg y Federico García Lorca

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Each Peach Pear Plum
Janet y Allan Ahlberg
Publicado por primera vez en 1978
No está editado en castellano
Mientras escribo la próxima reseña para Lo leemos así (que será sobre uno de nuestros personajes preferidos en casa: el pequeño rey de Javier Sáez Castán), me viene a la cabeza una entrada de blog inclasificable, pero necesaria, desde el punto de vista de uno de los objetivos principales de este blog: hacer un archivo familiar de cómo leemos los libros que más nos gustan. En esta casa somos cultural, lingüistica y literariamente bilingües y por tanto cómo leemos lo que nos gusta está bastante influido y mediado por esta circunstancia.
Hay un libro en concreto que leímos a nuestro hijo desde que nació prácticamente (fue un regalo de sus abuelos maternos). Se trata del clásico Each Peach Pear Plum, del matrimonio Ahlberg (autores también de El cartero simpático o unas cartas especiales y del estupendo Peepo! -sin traducir-). Es un concepto muy sencillo, ejecutado con ese tipo de maestría que hace que nos parezca facilísimo. Es una rima enlazada, es un juego de "veo veo" y es un "¿Dónde está Wally?", todo en uno. Aparecen personajes de cuentos (Pulgarcito, Cenicienta, los tres osos, Robin Hood, la bruja malvada) y de rimas tradicionales inglesas, primero escondidos (donde se nos invita a jugar al "veo, veo"), y luego al descubierto en la siguiente página. 

Pulgarcito "escondido"
Pulgarcito a la vista, y "Mother Hubbard" escondida 


Al final salen todos de su escondite -¡Tachán! y se zampan un pastel de ciruelas. Ñam ñam. 


Muy recomendable a partir de los pocos meses de edad y también para no nativos. Es una forma estupenda de familiarizarse con el ritmo y la musicalidad del inglés, además de conocer los personajes de muchas "nursery rhymes" tradicionales. La excusa perfecta para luego ir a buscar cada una de las rimas tradicionales donde aparecen los personajes. 

Para nosotros en concreto, recitar el texto (es facilísimo aprenderselo de memoria, porque la última frase de cada página es el comienzo de la siguiente) se ha convertido en una parte indispensable de la hora de dormir. Cuando hemos acabado de leer los cuentos, apagamos la luz y recitamos Each Peach Pear Plum. La reconfortante familiaridad de la rima garantiza que habrá un niño dormido antes de terminar el recital. Llevamos con este ritual al menos tres años y no tiene pinta de desaparecer pronto. 

Pero a lo que iba. Este post trataba de nuestro particular y naturalísimo mejunje lingüístico-cultural. Resulta que desde pequeño, yo le cantaba a mi hijo la Nana del caballo grande (de Bodas de Sangre, de Federico García Lorca, en versión adaptada como la canta Camarón, pero mucho más suavecito -y con bastante menos duende-), probablemente porque era la única nana en español cuya letra me sabía. Y así, hemos acabado de noche con este extrañísimo mejunje: La nana del caballo grande (de Lorca-Camarón) seguido sin pausa del recital de Each Peach Pear Plum. Tres años, tres, de esta extraña pareja. Y no me gustaría que la olvidáramos nunca:

Donde viven los caballos salvajes: "Esconde los ojos"

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The Art of Maurice Sendak, de Selma G Lanes (Abradale Press/Harry N. Abrams, Inc. 1980) es un libro fantástico para mirar pero incluso mejor para leer. Muy entretenido y repleto de conocimientos, detalles y análisis, es más que recomendable.

Pero esto no es una reseña del libro. Simplemente quería compartir una de las cosas más fascinantes que contiene. Cada vez que lo hojeo y me lo encuentro parece como si lo volviera a descubrir por primera vez. 


"La fantasía original para Donde viven los monstruos", nos cuenta Lanes, "se había puesto sobre papel en noviembre de 1955, cuando Sendak completó una maqueta alargada, delgada y horizontal con el título"Where the Wild Horses Are" (Donde viven los caballos salvajes). (Haz clic sobre cada una de las imágenes para verlas más grandes). 









Lanes también incluye el primer borrador de Sendak de un texto que se convertiría más tarde en Donde viven los monstruos
Una vez un niño preguntó dónde vivían los caballos salvajes.
Nadie sabía decirle.
Así que se preguntó a sí mismo dónde vivían los caballos salvajes.
Y se respondió que tenían que vivir por aquí.
Por suerte para ir por aquí tenía que pasar por su habitación.
Encontró señales indicándole la dirección correcta.
Pronto, su habitación se convirtió en la entrada a un bosque. La alfombra de su suelo era el camino de hierba que llevaba al bosque. El niño siguió el camino hasta llegar al medio del bosque y entonces se perdió.
Entró en un jardín mágico a pesar de que la señal indicaba "no entrar" y miró por detrás del árbol aunque la señal decía "no mirar". Pensó que quizás éste era el sitio donde vivían los caballos salvajes. Apareció alguien y dijo "quédate conmigo, soy tu madre". "Eso no puede ser," dijo el niño, "no te pareces nada a mi madre y, además, mi madre me espera en casa."
Con un rugido, la madre de mentira se convirtió en un lobo terrible y persiguió al niño hasta salir del jardín mágico, cruzando el bosque...
De repente, el niño se convirtió en un viejo y asustó al lobo, que salió corriendo. Ahora soy un viejo, dijo el niño, y todavía no he llegado a donde viven los caballos salvajes. Y además, estoy cansado. 
Lanes cita a Sendak contando cómo los caballos se convirtieron en monstruos: 
"No me salía bien dibujar caballos. Y no supe, durante muchísimo tiempo, qué usar en su lugar. Probé con muchos animales distintos en el título, pero sencillamente no quedaban bien. Finalmente di con things [cosas, criaturas]. Pero ¿qué aspecto tendrían estas "cosas"? Quería que mis wild things dieran miedo. ¿Pero por qué? Probablemente fue en este momento cuando recordé cómo odiaba a mis familiares de Brooklyn de muy pequeño. Venían casi todos los domingos. Mi madre siempre cocinaba para ellos y, según lo veía yo, se estaban zampando toda nuestra comida. Teníamos que vestirnos bien para estas tías, tíos y primos varios, y poníamos unas feísimas fundas de plástico sobre los muebles. En cuanto a los familiares en sí, recuerdo lo ineptos que eran para charlar con niños. Allí estaba uno, sentado en una silla de cocina, completamente indefenso, con todos a tu alrededor, pellizcándote los mofletes. O si no, se acercaban con sus horribles dientes y narices peludas y te amenazaban: "Eres tan mono que dan ganas de comerte". Y sabía que si mi madre no se daba prisa con la comida, probablemente lo harían. Así que, al menos a un nivel, se puede decir que los wild things [los monstruos] son familiares judíos." 
Anécdotas graciosas aparte, esta maqueta larga y cinematográfica y este borrador son una mirilla perfecta para entender más de cerca el proceso creativo que hay detrás de uno de los libro álbumes más cautivadores jamás publicados.  

Todas las imágenes y citas están tomadas de:

El Pequeño Rey: "¡Viva!, ¡viva!, ¡viva!"

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El Pequeño Rey, General de Infantería, Ekaré 2009
El Pequeño Rey, Director de Orquesta, Ekaré 2010
El Pequeño Rey, Maestro Repostero, Ekaré 2013
Texto e ilustraciones: Javier Sáez Castán
   
Si no los conocéis, tomaos unos instantes para echar un vistazo a las portadas de los tres libros protagonizados por el personaje de El Pequeño Rey, o el abuelo-bebé -como a veces lo llama mi hijo-, de Javier Sáez Castán. Mirad bien sus expresiones, su disposición. Yo no sé vosotros, pero yo quiero saber más. Quiero asomarme y mirar; abrir la puerta y entrar.

En casa leemos muchos más libros en inglés que en español, por varios motivos. En parte para "compensar" el entorno hispanohablante y para que el idioma geográficamente desfavorecido tenga más oportunidades de prosperar, en parte porque en casa yo soy la que está más al tanto de la literatura infantil y conozco muchas más cosas en inglés que en español, pero también en parte porque me cuesta encontrar cosas que me entusiasmen. Me cuesta. Pues bien. Javier Sáez Castán me entusiasma. Su cabeza, o lo que creo percibir de su cabeza me provoca curiosidad, interés, me hace sonreír, reír, querer jugar y sobre todo, querer acompañarle a donde quiera llevarme en sus libros. Su personaje El Pequeño Rey es sin duda algo especial y la serie de tres libros en los que aparece merece, tanto individualmente como en conjunto, una celebración por todo lo alto.

Esa mirilla / linterna mágica que te invita a compartir una historia privada, a espiar el espectáculo de un niño en pleno juego, me tiene seducida, vaya. Pero no soy yo la única adolescente enamorada de la casa. Mi hijo es también fan incondicional y en cuanto proponemos leer algo en español, prácticamente el ochenta por ciento de las veces podemos estar seguros de que aparecerá con alguno de los tres libros de El Pequeño Rey con una extraña expresión de culpa en el rostro, como si le fuéramos a recriminar el hecho de que quiera leerlo una vez más.

¡Nos chifla!

Iré libro por libro, por orden de publicación (y de adquisición en nuestro caso), dando el argumento y reproduciendo algunas de nuestras imágenes favoritas de cada uno, para luego hacer un comentario general sobre la serie (¿o trilogía?) completa.

El Pequeño Rey, General de Infantería
Escucha cómo lo leemos aquí: 
El Pequeño Rey se topa con el primer miembro de su ejército:
una cochinilla concentradísima leyendo De Bello Gallico





"Una mañana, el Pequeño Rey se dio cuenta de que tenía los tres soldados rotos. Como la puerta estaba abierta, salió al jardín a buscar refuerzos...". Se va encontrando con una serie de bichos a los que va incorporando a su ejército. Después de repartir uniformes, practicar la marcha -un dos, un dos- y dar tres vivas -¡viva!, ¡viva!, ¡viva!- al Pequeño Rey, es hora de buscar un enemigo con el que luchar. Ven un par de candidatos que no convencen para nada a los bichos (un sapo al que que vemos en la imagen zampándose un bicho con alas y un topo al que vemos unos colmillos que ya quisieran muchos lobos), antes de divisar por fin al enemigo perfecto: una vaca que pastaba en el prado. Pero ocurre algo muy extraño: "cuanto más se acercaban, más crecía la vaca. ¿Sería un truco? ¿Un arma secreta tal vez?". Para contrarrestar el crecimiento de la vaca, el Pequeño Rey pone a los bichitos a comer hierba para que crezcan ellos también. Y entonces se lanzan al ataque. Todo va bien hasta que la vaca muge: "¡Muuuuuuuuuuuuuuuuu!", y salen todos huyendo a refugiarse en un cerro vecino, pero por el camino encuentran una boñiga seca del enemigo y la conquistan "en una rápida acción". Después del discurso de la victoria y tres vivas -¡viva!, ¡viva!, ¡viva!- vuelven a casa cantando himnos de infantería.

Lo que más nos gusta: la vaca creciente.

Aquí reproducimos algunas de nuestras imágenes preferidas de El Pequeño Rey, General de Infantería:
Al Pequeño Rey se le pone cara de dictador cuando los bichitos le ponen
difícil encontrar un enemigo con el que luchar. ¿Los va a atizar?
La vaca tramposa que crece a medida que se acercan tiene además un mugido temible.


Con la bandera bien anclada en la boñiga, al final hay hasta condecoraciones para los bichos. 


El Pequeño Rey, Director de Orquesta

"Una noche, el Pequeño Rey se dio cuenta de que no podía conciliar el sueño". Intenta ayudarse con el sonajero, pero se da cuenta de que necesita más músicos para su orquesta y "como la puerta estaba abierta, salió al jardín...". Se va encontrando con una serie de bichos músicos (un grillo-el solista-, unas cigarras -la sección de cuerda- y unos chicharrones). Con la orquesta ya formada, y el sonajero convertido en batuta,, todos gritaron "bravo, bravo" y se reparten las partituras, que los bichos se comen enseguida, bajo la amenaza de no recibir más si no "dan la matraca como es debido". Empieza el concierto -"¡Un.dos-tres-cuatro! ¡Un.dos-tres-cuatro!", hay otra serie de bravos y un desfile, antes de que por fin parece haber funcionado: el Pequeño Rey tiene sueño y los manda a cada uno a su agujero. Pero los bichitos están tan entusiasmados tocando que no oyen la nueva instrucción de su director y continúan tocando sin parar. Cri, cri,cri. Chrrrrr. Bzzzzzzzz. El Pequeño Rey se va enfadando cada vez más, les grita, pero no oyen nada y tocan cada vez más alto. Así que decide salir corriendo, esperando poder darles esquinazo y pasar la noche en el cerro vecino. Pero los bichitos no se separan de su director. Justo cuando el Pequeño Rey decide utilizar la batuta para atizarles hasta que se callen, les cae un rayo encima y empieza a tronar. Se abrazan todos, muertos de miedo... hasta que empiezan los aplausos de la lluvia. Plas plas plas. Y todos los bichitos gritan "bravo, bravo" y se vuelven a casa a dormir.

Lo que más nos gusta: La desesperación de El Pequeño Rey por que los bichos se callen de una vez. Mi hijo ha dicho más de una vez que esta parte le recuerda al cuento de Los grillos, en Sopa de Ratón de Arnold Lobel donde una ratona se vuelve loca mandando a callar a unos grillos que se toman sus gritos como ánimo para seguir y tocar más alto todavía.

Aquí reproducimos algunas de nuestras imágenes preferidas de El Pequeño Rey, Director de Orquesta: 
Arrancando el concierto. 


El Pequeño Rey huye desesperado. 

¿Para qué sirve una batuta?


Aplausos y más bravos
El Pequeño Rey, Maestro Repostero
Hartito de compota
"Una tarde, el Pequeño Rey se dio cuenta de que estaba harto de merendar siempre compota". Se puso su gorro de cocinero y "como la puerta estaba abierta, salió al jardín..." Allí va encontrándose algunos pinches que le ayudaran a cocinar su plato estrella: Mojiganga a la Petit Roi

Es la primera vez que los bichitos cocinan, pero las instrucciones del Pequeño Rey son claras: remover las melazas mientras él va a buscar otros ingredientes. En las siguientes páginas, entre brindis al Pequeño Rey -¡chin chin!, ¡chin chin!- los bichos pasarán de ser los pinches a formar parte de los ingredientes (los más alargados se convierten en croquetas; los más rechonchos en albóndigas), para finalmente convertirse (al principio para el gran horror de El Pequeño Rey, pero enseguida para su gloria de cocinero) en los comensales. Y todos volvieron a brindar y se fueron para casa a merendar. ¿Que qué va a merendar el Pequeño Rey? Pues compota, ¿qué iba a ser?

Lo que más nos gusta: El cambio de rol de los bichos. Nos gustan todos, pero especialmente gracioso es cuando pasan de pinches a ingredientes. Mi hijo me ha pedido que deje apuntado que éste es el único de los tres libros en el que la imagen de la portada no es la primera imagen del libro. Pregunta ¿por qué? (por si alguien sabe la respuesta).

Aquí reproducimos algunas de nuestras imágenes preferidas de El Pequeño Rey, Maestro Repostero: 

El Pequeño Rey desvela a sus pinches el nombre de la receta que van a preparar

Los pinches lo han removido muy bien



Azotando a los ingredientes gorrones

¿Vale que erais comensales? 

Qué nos gusta de los libros de El Pequeño Rey

Mi hijo tendría unos 2 años y medio aproximadamente cuando compramos El Pequeño Rey, General de Infantería (ya han pasado dos años). Desde la primera lectura, le fascinó este bebé con cara de abuelo, concretamente de su abuelo (¡mi suegro!). No sabemos cómo se lo tomó el suegro, pero mi hijo se lo mencionó varias veces en diversas ocasiones en las que vinieron a casa e incluso le pidió que se lo leyera, lo cual ya le parecía el colmo de la gracia.

Desde el principio también le gustaban mucho las palabras. Gorgojos, cochinillas y cucarachos, repetía, practicando la dicción. GOR-GO-JOS. Y por supuesto, los ¡vivas! de los bichitos al Pequeño Rey. Incluso hemos tenido discusiones en casa acerca de cómo deben cantarse los vivas. ¿Decimos "¡Viva el rey! ¡Viva el rey! ¡Viva el rey!", o es suficiente con decir "¡Viva!, ¡viva!, ¡viva!"? La respuesta de mi hijo es firme: tres "vivas" a secas y no se hable más.

Son tres libros fantásticos para leer en voz alta y pueden leerse desde edades muy tempranas. El diálogo, con las exhortaciones, los vivas, los bravos y los chin-chines, las cancioncitas, onomatopeyas, discursos, exaltaciones y repeticiones puntúan la lectura en voz alta, asegurando la atención de los oyentes y haciéndolo muy divertido de leer y de escuchar.

Nos encanta la circularidad de las historias, que empiezan y acaban en la casa, y que se refleja en los marcos redondos a modo de mirilla o peep show por el que se nos invita a espiar a este abuelo-bebé-Humpty-Dumpty en toda la gloria de la intimidad de su juego, manipulando su entorno a su antojo para el único fin de divertirse, entretenerse y contarse a sí mismo. 

Me encanta la narrativa de juego del Pequeño Rey -de los niños- mediante la cual construye, estira, dobla y derriba la realidad a su antojo para luego reconstruirla, con esa frescura y flexibilidad para reinterpretar la dirección según van aconteciendo las cosas. Pero me encanta sobre todo el paralelismo que se establece entre esa narrativa de juego de los niños y el propio trabajo del autor en el proceso de creación literaria. El Pequeño Rey va creando su historia o su narración sobre la marcha. Él va interpretando y reinterpretando para seguir con el juego y lo comparte con nosotros los lectores para que nosotros podamos seguir con el cuento. Hay una sensación de creación conjunta de la historia o, al menos, de ser partícipes de la creación del juego por parte de El Pequeño Rey, compartiéndose con el lector cada una de sus decisiones. Pero esta creación del juego es la de El Pequeño Rey (el niño que juega) y la de Javier Sáez Castán (el autor que juega) y el paralelismo entre ambas cosas es mágico. 

El Pequeño Rey es una oda a la casualidad afortunada como algo potencialmente dotado y dotador de sentido, como una fuerza directora tanto del juego como de la creación. 

Me encanta la idea de oportunidad casual: "como estaba la puerta abierta...", "como el portón estaba abierto"... , con la que Sáez Castán te invita, literalmente, a introducirte en el mundo creado de El Pequeño Rey. Es a la vez estar y observar. Es mirar y sentirse dentro. Es el libro como escenario, reforzada aún más por lo idéntico del decorado y de los actores... El Pequeño Rey te invita a pasar. Pasa pasa, te invito a que veas lo que vamos a representar hoy. Pero lo represento para mí, que es mi juego imaginativo, mi forma de vivir, casi, y lo represento para vosotros, que podéis ver mi juego (y el del autor) y disfrutar de mi creación y de mi jugueteo.

Nos encantan los tres libros cada uno individualmente, pero también el conjunto de los tres y las interrelaciones entre los tres. Hablo de mí, pero también de mi hijo.

Un ejemplo muy gráfico de lo que digo ocurrió justo hace un par de días. Llevo tiempo intentando sacar tiempo para hacer este post y por eso los tres libros han estado fuera en alguna mesa todos estos días. Pues bien. El otro día me encontré a mi hijo con los tres libros abiertos por la primera página, comparándolas atentamente. Alzó la vista y me dijo, "¿te has fijado en que empiezan igual?". Le contesté que efectivamente, era muy parecido. "En todos", me dijo, "el Pequeño Rey tiene un problema, pero son problemas diferentes". Asentí y fui a hacer otra cosa, pero me llamó e insistió en que me quedara. Pasó a la segunda página de cada uno de los libros. ¿Ves, Mamá? En todos decide salir por la puerta para solucionar su problema. Y en todos tiene suerte porque está la puerta abierta. Y en todos se encuentra con unos bichitos. Y siguió mirando los tres libros y viendo similitudes y diferencias, hasta llegar a los tres finales. "Son iguales pero son distintos", me dijo, bastante satisfecho de su descubrimiento. Y pensé que esa es una de las cosas tan fantásticas de El Pequeño Rey. Su delicioso y placentero juego ficcional es divertido en sí. Pero a la vez introduce a los lectores a los propios elementos de la creación literaria, convirtiéndolos en una parte fundamental del disfrute, también para los más pequeños. Los tres libros juntos permiten desentrañar de forma intuitiva y directa parte de los hilos y los cimientos de la creación literaria. En otras palabras, enseña lo increíblemente divertido y travieso que puede resultar crear. 


Hay mil cosas más que decir sobre los libros de El Pequeño Rey. Las ilustraciones están llenas de chistes y cosas a las que seguir la pista. En El Pequeño Rey, Director de Orquesta el sonajero se convierte en batuta y más tarde en paraguas. En El Pequeño Rey, Maestro Repostero hay todo un juego con la marca de las melazas (Fat Boy) con la cara de un niño que va cambiando durante el cuento y un saco de harina con un fantasma que desaparece. Cada vez que abres alguno de los libros, hay algo nuevo en lo que fijarse.


Mi hijo se reconoce mucho en El Pequeño Rey ("a él le gusta jugar con sus bichitos y a mí con mis muñequitos") y le encantan sus enfados y sus soluciones. Sobre todo, se ríe mucho. 


Por primera vez, en esta ocasión nos "lee"él el cuento: 


Por último, si tuviera que resumir por qué me gusta tanto el trabajo de Javier Sáez Castán en general  y en El Pequeño Rey en concreto, creo que elegiría la palabra contagioso. Contagia ganas de mirar, ganas de jugar, ganas de crear. Contagia diversión. Es lo que pasa cuando un autor se lo pasa pipa creando, que se "pega".

Nota añadida el 6 de enero de 2014:
Hace unas semanas, mi hijo me preguntó si había más títulos de El Pequeño Rey, además de los tres que ya tenemos. Le dije que no, que los teníamos todos. 'Pues se me ocurren más libros de El Pequeño Rey'. ¿Por ejemplo?, le pregunté. "El Pequeño Rey Barrendero', por ejemplo. O 'El Pequeño Rey Doctor de Medicina." Me parecieron títulos geniales. "Los quiero escribir. ¿Puedo?". Y este es el resultado del primer título:


Nota añadida el 3 de septiembre de 2015:
El pasado mes de julio, tuvimos ocasión de darle un ejemplar a Javier Sáez Castán de El Pequeño Rey Barrendero. Hace un par de días, nos hizo llegar un regalo un tanto especial (!), con el que toda la familia estamos babeando. Espectacular El Pequeño Rey Barrendero en papier maché que hizo el autor especialmente para el pequeño Iain. Por aquí anda un niño un poco emocionado con su regalo. Gracias, Javier.


(c) de todas las ilustraciones de este post, Javier Sáez Castán y Ekaré, 2009, 2010, 2013.
(c) del texto, Ellen Duthie. Cópialo o reprodúcelo, pero sé buena gente e incluye la fuente (autora y blog).
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